Cuando decimos que al caminar por la Ciudad de México estamos pisando historia, no es a la ligera. Más allá de que vivamos rodeados de edificios antiquísimos y caminemos por las mismas calles que muchos de los personajes que aparecen en los libros de historia, si somos observadores al recorrer el metro, nos daremos cuenta de que aparecen fósiles de animales que vivieron hace millones de años bajo nuestros pies.

Fósiles del metro: antiguas criaturas marinas incrustadas en las losas calizas

Si bien es conocida la presencia del mamut fosilizado de la estación Talismán, la mayoría de los capitalinos ignoramos que casi todos los días pisamos fósiles. Ya sea en el metro, en algún edificio de gobierno o hasta en el aeropuerto, basta con poner atención para notar que entre las vetas de la losa caliza del piso —cuya erosión es señal de todas las personas que transitan a diario por esos espacios— hay criaturas marinas incrustadas para que uno las descubra.

Fósiles del metro: antiguas criaturas marinas incrustadas en las losas calizas

Paleontología urbana en el metro

Aunque algunas están más definidas que otras, estas figuras tan caprichosas y específicas se repiten en casi todas las estaciones. Esto ha llevado a algunas personas a caminar la ciudad con una curiosidad casi científica y a crear espacios como la página Los fósiles del metro CDMX, un perfil en Facebook que se nutre de las fotos de usuarios que, entre los transbordos, andenes o incluso en uno que otro edificio gubernamental, se encuentran con estos pequeños testimonios del pasado.

Las estaciones del metro de la CDMX esconden fósiles prehistóricos en sus pisos

Desde que nació este proyecto, su creadora, Bárbara Oaxaca, ha congregado una comunidad de paleontólogos urbanos que, casi sin darse cuenta, pasean por las estaciones con la mirada baja buscando los restos de estas criaturas. Ahora, gracias a los datos que ofrece la página, sabemos que se trata de antiguos cefalópodos —amonitas, para ser exactos— bivalvos, parecidos a las actuales almejas y ostras, o gasterópodos muy parecidos a los caracoles de la actualidad.

Nosotros mismos no pudimos resistirnos y nos fuimos a dar un paseo muy, muy lento por algunas estaciones del metro en búsqueda de estos minitestimonios del pasado. Como pueden ver en las fotos, tuvimos éxito; sin embargo, mientras caminábamos con la cabeza gacha, no podíamos dejar de preguntarnos una cosa: ¿cómo es que estas piezas llegaron al suelo del metro?

Las estaciones del metro de la CDMX esconden fósiles prehistóricos en sus pisos

Piedras fosilíferas

Aunque nos parezca increíble que este material de millones de años sea utilizado para la construcción, las losas calizas son más comunes de lo que pensamos y son muy apreciadas por arquitectos y contratistas a la hora de hacer pisos. Si uno las busca en internet, podrá darse cuenta de que hay páginas que las venden como “mármol fósil” y que, efectivamente, tienen un montón de caracoles incrustados, muy parecidos a los que podemos ver en los pisos de la ciudad.

Este tipo de roca es tan común porque, en sus inicios, fue parte del gigantesco lecho marino. Su formación comenzó a finales del periodo cretácico, hace unos 66 millones de años. Eso quiere decir que estos moluscos estaban vivos antes de la caída del meteorito en lo que hoy conocemos como Chicxulub, en Yucatán, el mismo que provocó la muerte de los dinosaurios y, de paso, tuvo un efecto devastador en la fauna marina.

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La combinación de sales y otros minerales, junto con el carbonato de calcio que formaba el exoesqueleto, o sea, las conchas y caparazones de estos moluscos generó cantidades importantes de sedimentos. En los periodos más cálidos de la Tierra, el suelo se solidificó y continuó apilándose, dando origen a montañas enteras de piedra caliza. Gracias a movimientos geológicos como la deriva continental y la disgregación del supercontinente Pangea, los macizos de caliza emergieron de los océanos para convertirse, millones de años más tarde, en minas. El resto de la historia… bueno, ya lo podrán imaginar.

Como ven, el viaje de estos fósiles es muy complejo. La mejor manera de darles cariño es hacer un poco de paleontología urbana para descubrirlos y visitar las muchas otras curiosidades que existen en los transbordos y pasillos de nuestro Sistema de Transporte Colectivo Metro. Es maravilloso que por tan solo 5 pesos podamos hacer un viaje doble, uno a casa y otro a millones de años atrás, cuando los mares y sus criaturas dominaban la Tierra. Ojalá que las remodelaciones más recientes no extingan estos pisos prehistóricos.

El piso del metro de la CDMX revela fósiles prehistóricos en cada paso