De entre las muchas opciones de restaurantes de comida mexicana que hay en la Roma, Doña Vero sobresale por su creatividad. Pues aunque tiene todos los platillos típicos de una antojería mexicana como enchiladas, pambazos y gorditas, en Doña Veros siempre tienen un toque innovador para salir de lo convencional. Si revisas la carta con cuidado encontrarás, por ejemplo, la quesadilla de carne de guajolote en salsa de gusanos de maguey o el mollete vegano con portobello. Incluso, a la masa que usan para hacer tortillas le agregan ingredientes pecuilares como betabel, espinaca o amaranto.
Doña Vero, “la reina de las quesadillas”
La historia de Vero, la dueña y cocinera, es la de una mujer emprendedora y decidida. Pasó de ser la cocinera de un restaurante durante 15 años a vender antojitos en un puesto ambulante y a poner su propio negocio de taquizas y parrilladas en eventos privados. En esa época decidió participar en exposiciones regionales cómo la Feria de la Quesadilla en la Magdalena Contreras, donde resultó triunfante en el 2007 con su quesadilla de chilorio de pavo. En las ediciones posteriores también ocupó los primeros lugares: en el 2008 con su quesadilla de tatemado de avestruz, en el 2009 con su quesadilla de venado borracho, en el 2012 con su quesadilla de pato silvestre en adobo de 3 chiles y, por último, en el 2013 con su quesadilla de jabalí en adobo oaxaqueño.
Ya con todos esos premios y con el prestigio acumulado, Doña Vero se convirtió en “La reina de la quesadilla” y abrió su propio restaurante en la delegación Magdalena Contreras donde, por un tiempo, ofreció sus quesadillas campeonas y sus platillos extravagantes. Sin embargo, unos años después, decidió mudarse con su familia a la colonia Roma para abrir una sucursal en la calle Coahuila y luego se pasó a Monterrey esquina con Tepic, donde está ahorita.
Allí es donde puedes probar las quesadillas campeonas o (si prefieres) una quesadilla más tradicional como de tinga, sesos, huitlacoche o flor de calabaza (pero sin queso). También tienen sopes, pambazos, gorditas y tacos, éstos últimos servidos en las tortillas famosas en forma de corazón que son una marca registrada de Doña Vero.
También tiene comida a la carta
Ya si quieres una comida más formal de varios tiempos, hay muchas opciones de donde escoger. A mi me gusta pedir el guacamole con chapulines, la sopa Milpa Vero (con calabacitas, rajas de chile poblano, queso y granos de elote), las enchiladas potosinas, los mixiotes o las enfrijoladas con longaniza almendrada que no están en el menú pero que le puedes pedir al mesero.
O menú vegetariano de 2 páginas
Para los vegetarianos y veganos existen dos páginas completas de la carta con opciones deliciosas como son las fajitas portobello, las setas a la crema y los veritos, que son tamales minis hechos con masa de maíz, rellenos de champiñones, envueltos en hoja de acelga, gratinados con queso manchego y montados en un espejo de salsa roja.
Y sí… hay comida corrida
De lunes a viernes tienen un menú de comida corrida y los fines de semana ofrecen pozole, pancita, crema de chapulines y otros sabrosos platillos. También hay una sección en el menú de desayunos y otra de opciones para niños.
¿Chocolate caliente, mezcal o cerveza?
Para acompañar tu comida, puedes pedir un chocolate oaxaqueño caliente o frío, con leche o sin leche, con mezcal o sin mezcal, o si prefieres una cerveza artesanal, tienen más de 100 etiquetas nacionales e importadas de donde escoger. Además organizan catas con cena de degustación que anuncian en su página de Facebook.
Algo que también caracteriza a Doña Vero es su ambiente hospitalario. Como es un restaurante de familia, desde que llegas te sientes bienvenido. Vero es la que te cocina (la vas a reconocer por que es chaparrita, robusta, de pelo corto pintado de rosa, y siempre está cerca del comal) y sus hijos son los que te atienden.
Así que si quieres comer rico y barato, con un toque sofisticado pero sin pretensiones, ve a Doña Vero. Y no te dejes intimidar por la decoración.
[snippet id=”66180″]