A veces no hay que comer por hambre, ni por beneficios nutricionales, ni por antojo; hay que comer por admiración estética, para variar. Para eso se comen las flores. Dicho esto, queremos hablar del pastel de lavanda del Café Ruta de la Seda, llamado “Spleen”.

Lo mejor de comer flores es que no hay mucha energía en ellas. Tienen muy poquitos carbohidratos y proteínas, y usualmente contienen pocos minerales. Así que uno come flores por la misma razón por la que existen: son bellas, y eso es suficiente.

pastel de lavanda

El Spleen (como el Spleen de París, de Baudelaire) es una suerte de melancolía sin causa definida, de esas melancolías que parecen más sustancias que estados de ánimo. En el mejor de los sentidos, el pastel Spleen de La Ruta de la Seda lo deja a uno calmado, perdido en tanto olor a flor morada, como si tuviera un diminuto spleen en la garganta (aunque eso quizás sea interpretar demasiado).

pastel de lavanda

Este pastel de lavanda está mechado con flores en una base de crema de vainilla. Así que es puro bienestar fragante. Los ingredientes son orgánicos y la porción generosa. Si necesitan una pequeña extravagancia para romper la rutina emocional, vayan por un Spleen. Por el puro placer estético, que es suficiente.

pastel de lavanda

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