Entre tantas aperturas, hot spots y lugares imperdibles, casi siempre atascados de entusiastas de la novedad, a veces hace falta un rinconcito que no nos falle, que se vuelva casi que una extensión de nuestra casa cuando tenemos visitas, cuando los amigos nos dicen que a dónde. Bar Anchoa pretende ser ese lugar: con tragos clásicos y de casa, con días de promoción (2×1 en negroni, 3×2 en palomas), abiertos hasta medianoche.
En Bar Anchoa, un nombre curioso que remite a los boquerones que son pequeños pero deliciosos, hay desde un martini sucio (de los mejores que hay en la ciudad) hasta whisky sour que es un verdadero cambio para quienes hacen bar hopping. Aquí, los protagonistas son los drinks como Yoko o el Banana boulevardier. Luis, su dueño, busca que todos los tragos tengan una base clásica pero con un twist que sorprende incluso a los más experimentados.
Otros, que quizá son la estrella del menú de bebidas, son los tipos de negronis que hay: clásico, con mezcal, sbagliato y, quizá mi favorito, el blanco. Todos ellos están hechos con la maestría que requiere el negroni, pero como quien quiere tantear los límites de su creatividad: ¿hasta dónde llegamos con tal de no irnos, de no desaparecer, de no dejar que la noche acabe? En Bar Anchoa están en busca de la respuesta.
Otra cosa que hay en Bar Anchoa, aunque en menor medida, son los platos para picar. Shishitos, aceitunas, papas con dip, aunque esto es lo que se puede encontrar en cualquier otro bar, en Anchoa lo que prevalece es la dedicación y las ganas de que estos sean un pretexto para conversar. Esto es: los tragos se van acumulando en la mesa sin que las ganas de platicar se acaben, lo que nos lleva a uno o dos o tres pequeños shots de mezcal o tequila, cuya selección también es cuidada por el dueño, quien también te atiende de vez en cuando.
Para quienes llegan, por ejemplo, un miércoles a las seis, será posible encontrar a Cardi, una perrita que también es la guardiana de Bar Anchoa. Y es que otra de las ventajas que tiene Anchoa, a diferencia de otros, es que es pet friendly. Eso sí: Bar Anchoa no es para bailar, ni para que la música ensordezca nuestra charla. Es para pasar un tiempo ameno, sin desvelos innecesarios, para que quienes eran apenas unos colegas, se vuelvan amigos
En este lugarcito no necesita de extensos metros cuadrados ni de tragos que se pierdan de tanta sofisticación, Bar Anchoa es lo que queremos cuando buscamos ir a un rincón de confianza, nuestro, como de la familia.
@bar.anchoa
Ometusco 62, Condesa
Miércoles a sábado | de 6 a 8 pm