El Calendario del más Antiguo Galván es quizá la publicación más longeva de México, su primera edición fue en 1826 en los talleres de la editorial Murguía, y hasta hoy está en todos los puestos de revistas cada vez que inicia un año. Queremos hablar del calendario porque es una maravilla: sus páginas contienen santorales, eventos astronómicos, fases lunares y otros detalles importantes que ocurrirán durante el año. Mucha gente lo usa para, por ejemplo, saber cuándo sembrar. 

Antes del Internet, el Calendario del más Antiguo Galván nunca faltaba en muchos hogares mexicanos. Las familias de agricultores, por ejemplo, lo compraban desde el primero de enero para revisar las fases lunares y saber cuándo tenía que poner a hidratar las semillas y qué día comenzar a sembrar. De acuerdo con la edición de 2020, había que remojar las semillas del 14 al 15 de marzo para comenzar a sembrar entre el 16 y 24 donde la luna está en cuarto menguante o en nueva.

La historia del Calendario Galván 

Antes de la mecanización de la impresora, tener un calendario en casa era un lujo exclusivo de las clases acomodadas. La impresión de estos documentos estaba concesionada a un solo editor, en el caso del Más Antiguo Galván al impresor y científico Felipe Zúñiga y Ontiveros, pionero en incluir santorales y predicciones atmosféricas (sin base científica) en sus calendarios.

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En 1826, el editor Mariano Galván Rivera, de la Antigua Imprenta Murgía, lanzó su primer almanaque a un precio accesible. Y después de la Guerra de Independencia muchos compraban almanaques aún sin saber leer, porque en las plazas se leían en voz alta. Galván quiso aprovechar eso e incluyó en su calendario efemérides, datos sobre descubrimientos científicos importantes e incluso las noticias más relevantes del año anterior. Todo esto para que su publicación no quedara como un simple recuento de los días y sirviera incluso como material educativo.

Con la inclusión de esos apéndices, el calendario de Galván logró superar a su competencia donde estaban publicaciones como el Calendario de Abraham López y el Calendario y pronóstico del Pensador Mexicano, editado por José Joaquín Fernández de Lizardi, autor de El periquillo Sarniento. Por supuesto, también hubo quien intentó copiar el formato de Mariano Galván para venderlo como propio. Quizá el más descarado fue Calendario del Más Moderno Marciano Galván, de Marciano Galván y Rivero, por el que Mariano Galván decidió cambiar el título de su almanaque para poner la advertencia “del más antiguo Galván”. Con ello uno sabía cuál fue el primer calendario. 

El Calendario del más Antiguo Galván hoy

La del 2020 fué la edición 194 del calendario. Quizá son menos quienes compran el Calendario del más antiguo Galván como guía para la siembra, pero si se sigue imprimiendo es porque vende copias, y nos alegra.

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En las zonas agrícolas del sur de la ciudad uno puede encontrar el calendario en los puestos de revistas o incluso en las papelerías con más tradición. Las tiendas del Centro también lo venden, aunque para hacerse de un ejemplar uno debe apartarlo desde diciembre porque llegan pocos. Nosotros encontramos el nuestro en un puesto de revistas muy cerca del Parque España y ya sólo quedaban algunos. Pero si ven uno, llévenlo. Pueden leer su horóscopo o la alineación de las estrellas cualquier día del año. 

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