La calle de 5 de febrero, en el Centro Histórico de la CDMX, suele asociarse a farmacias, boticas y similares. Sin embargo, uno de los locales más emblemáticos de esta vía no vende pastillas ni ungüentos, sino bizcochos y panes. Hablamos de la Pastelería Madrid que, durante más de 80 años, ha deleitado los paladares capitalinos sin perder un ápice de autenticidad en el proceso. 

Comparada con otras panaderías de la zona, como La Vasconia o la Pastelería Ideal, la Pastelería Madrid es relativamente joven. Fue fundada en 1939 por una familia de inmigrantes españoles. De ahí derivan su nombre y logotipo, este último, una representación de la monumental Fuente de Cibeles, con la diosa griega de la fertilidad montada en un carro tirado por leones. Desde entonces y hasta la fecha, la pastelería ha estado en el mismo edificio en el número 25 de la calle 5 de febrero que, antes de su constitución, albergó una tienda de discos y fonógrafos, además de una sombrerería. En 2007 inauguraron su segunda sucursal, un poco más pequeña, en República de Uruguay 81.

Para los amantes de la tradicional panadería mexicana, la Pastelería Madrid es un auténtico oasis en la ciudad. Ofrece más de 80 tipos de productos que rebosan con color, aroma y sabor cada una de las bandejas exhibidas. Así debe de ser, pues aunque algunas piezas siempre serán las favoritas de los clientes -como las conchas, orejas y cuernitos- los aparadores deben lucir abundantes y variados, aún así la producción no llegue a acabarse toda. Bolillos, teleras, pan español, tartas, panqués, pan de caja para rebanar, donas, hojaldres, pasteles de todos tipos y tamaños, mazapanes, gelatinas, mousses y hasta merengues se pueden encontrar en las estanterías e incluso se pueden degustar ahí mismo, pues el local cuenta con una barra de café y una área para comer. 

El comedor, dispuesto del lado derecho del local, fue construido a finales de la década de los sesenta. Así lo constata una viga de madera en la que se inscribió a mano la fecha 13 de junio de 1969, y que se dejó a manera de registro histórico del lugar. En realidad, el área del comedor, además de ofrecer un espacio limpio y cómodo para almorzar; es una especie de exhibición permanente de fotografía compuesta en su mayoría por imágenes del Archivo Casasola

La serie ofrece un breve repaso de algunos de los momentos que han moldeado la historia de la Ciudad de México: Las graves inundaciones de 1951 que dejaron al Centro Histórico hundido durante 10 días; las carreras de autos que se hacían en los llanos de Balbuena en 1910; las protestas en contra de la educación sexual en 1934; la icónica Cuando una mujer guapa parte plaza por Madero de Nacho López; el Panteón de Santa Paula antes de su demolición en 1902; y la distintiva foto de la derrota del torero Rafael Rodríguez en 1950, en la que un carterista es captado en plena acción. Por supuesto, también hay imágenes de la Pastelería Madrid a lo largo de los años.

Y si la oferta de panes y pasteles no parecía suficiente, la Pastelería Madrid también brilla por su servicio de lonchería. En diferentes islas, los mostradores se hinchan con suculentos platillos que van desde los clásicos chilaquiles y enchiladas, pasando por tortas, tacos, sándwiches, tostadas y algunas especialidades como lasaña, pozole, chiles rellenos y por supuesto, la tradicional paella española. Lo único que tienes que hacer es seleccionar la comida de tu elección, pasar a la caja a pagar y esperar pacientemente a que la traigan a tu mesa. La espera no excede los 15 minutos. Los precios son otro de los atractivos del lugar pues, aunque es verdad que han subido en años recientes, el ítem más caro de todo el menú cuesta $110 pesos. 

Visitar la Pastelería Madrid no solo es un acto de consumir, también existe apreciación hacia nuestra rica tradición panadera y a este recinto cuasi centenario que, pese a todo, ha sabido adaptarse a la ciudad del nuevo milenio sin olvidarse de su historia. La Pastelería Madrid está ubicada en el número 25-27 de la calle 5 de febrero en el Centro Histórico de la CDMX. Abre todos los días de 7:30 de la mañana a las 9 de la noche salvo los domingos, en un horario de 8 de la mañana a 8 de la noche.