11 de junio 2019
Por: Diego Cera

Amacampo, Salsipuedes, Matapulgas… y otros nombres de calles en Tlalpan

Algunas calles de Tlalpan tienen nombres que van bien con su paisaje y son una razón para explorarlas: Salsipuedes, Airepuro, Camino viejo a la felicidad...

Entre los muchos caminos de la ciudad, hay algunos que conocemos primero por su nombre. Hemos escrito antes sobre la colonia Ciudad Alegre, en Chimalhuacán, donde las calles tienen nombres de licores, o las calles de la Nueva Santa María, que llevan nombres de frutos y flores como en una suerte de determinismo botánico. Ahora queremos señalar los senderos –calles empedradas y medio solitarias– de distintas partes de Tlalpan, que llevan nombres bucólicos, idílicos, fantásticos (y sonoros). Como sacados de una novela del siglo diecinueve.

En Tlalpuente, las calles Agua cristalina y Aire puro, Finaestampa, Amacampo, Acariño responden a las holgadas casas de la zona. Quienes las habitan son afortunados; están rodeados de bosque y tienen aire (poquito más) puro que el de la mayoría, agua cristalina al menos en el nombre de sus calles. Por la zona también están Matapulgas, que aunque suene algo violento, toma el nombre del Daphne gnidium, un arbusto muy bonito que llaman matapulgas por venenoso. En todo paisaje bucólico está la posibilidad de perderse: en Tlalpuente es el camino Salsipuedes.

En la colonia Fuentes del Pedregal hay una serie de calles con nombres fantásticos. Las calles Fuente de la felicidad, Fuente de la vida, Fuente de los deseos, de la sabiduría, de la inspiración están rodeadas de jardines —tan típicos de los condominios setenteros— que parece que realmente ocultan la fortuna. Al menos desde un mapa (un mundo que no es de este mundo) así parece…

De la colonia Primavera en Tlalpan y sus calles con nombres de flores nos gusta el Paseo no me olvides, un callejón cortito y empinado, como un escenario de despedidas. En la fachada de una de las casas trepa un nomeolvides, esa planta de pequeñas flores azules –de donde la calle toma el nombre– que simbolizan el amor eterno o el amor desesperado.

Es casi imposible saber a dónde van quienes transitan todos los días por estas calles. Hay quienes procuran el Camino viejo a la felicidad, en la Ampliación San Miguel Ajusco; un sendero empedrado flanqueado por árboles viejísimos y letreros oxidados. Hay quienes, seguramente, caminamos para encontrar el nuevo camino a la felicidad (si alguien lo hace antes, por favor dígannos dónde es ✨).

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