Hace 150 años Dimitri Mendéleiev propuso el boceto de una tabla que cambiaría los estudios de la química y las aulas: la tabla periódica de los elementos. Este año, en su aniversario, la ONU eligió conmemorarla alrededor del mundo, y la Facultad de Química de la UNAM se unió a los festejos. Hay una encantadora y grandísima tabla periódica que abarca las ventanas de los 600 metros de su edificio A (!)

tabla periódica unam

Nadie olvida el delicioso gradiente de colores de la tabla periódica, y hay quienes todavía pueden enunciar de corrido los nombres de los grupos que bajan en columna (la estudiamos demasiado en las primarias de esta ciudad). En otros tiempos, algunos niños la tenían pegada en las paredes de sus cuartos y otros derramábamos el cereal sobre ella porque era nuestro mantel individual. Ahorita, en la Facultad de Química, la imagen de esta herramienta abarca todo un edificio, dispuesta allí para todos; químicos y no químicos.

La tabla periódica no pudo haber encontrado mejor espacio que la arquitectura de la UNAM y sus retículas perfectas. Cada ventana del edificio A la facultad corresponde a un elemento químico, delimitado por los marcos amarillos de su arquitectura funcionalista. Nos parece una de las piezas de divulgación científica más hermosas y humana. Vayan todos a darse la vuelta.

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