especies del pedregal

Foto: Repsa UNAM

12 de noviembre 2017
Por: Lucia OMR

7 especies que viven y deslumbran en el generoso Pedregal de San Ángel

Tras la erupción del Xitle, el ecosistema del Pedregal cambió a lo que es hoy. Estas 7 especies del Pedregal son algunos de los vecinos ocultos.

Hace aproximadamente 1700 años, el volcán Xitle, a las faldas del Ajusco, derramó lava incandescente que se llevó todo en su camino, dejando una estela de piedra y ceniza volcánica que transformó el paisaje drásticamente y es lo que hoy conocemos como el Pedregal de San Ángel y Ciudad Universitaria. Lo que era una planicie junto a montañas de pinos ahora es un matorral xerófilo, más bien seco, de vegetación rocosa y rara, que estudiaron exploradores, naturalistas como Alexander von Humboldt y Don Andrés Manuel del Río.

Toda la zona que el Xitle (que en náhuatl significa ombligo) originó, hoy es nuestra querida CU o son casonas con jardines ideados por Barragán en calles trazadas por el Dr. Atl según el fluir de la lava, con nombres como “Agua”, “Fuego”, “Brisa”, “Volcán” o “Colorín”… Y estas 7 especies del Pedregal son animales y plantas, vecinos ocultos que nos toca conocer y cuidar (y gracias a la REPSA UNAM es mucho más fácil).

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1. Palo loco (pittocaulon)

El palo loco es un extraño arbusto “con ramas como de palo de escoba” que es muy común en toda la zona del Pedregal. De hecho, el Pedregal de San Ángel se conocía antes como el Pedregal del Palo loco.

Le llaman Palo loco por su floración casi contradictoria: este arbusto florece al final de la temporada seca, cuando la mayoría de las otras plantas están sufriendo los efectos de la sequía. Si uno pasea por la REPSA en enero o febrero los encuentra llenos de flores amarillas. Esto se lo hace para monopolizar la comida, es decir, si en invierno hay escasez de flores los polinizadores solo comerán el néctar del Palo loco. Y abunda, pues sus semillas se parecen al diente de león: vuela con el viento y eso le permite colonizar otros lugares. Además de que se da bien en muchos ecosistemas, pero sobre todo en el xerófilo o seco.

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2. Víbora de cascabel (Crotalus)

En la REPSA y hasta la zona residencial del Pedregal existe la posibilidad de encontrarse con una de estas. Es cierto que la serpiente de cascabel es reconocida como la serpiente más venenosa de Norteamérica, pero justo se llaman así por el cascabel que llevan en su cola, cuya función es avisar que es peligrosa y protegerse de mamíferos más grandes.

Foto: Nelli Rodríguez

En realidad, una víbora necesita de una grandiosa energía para generar veneno y no les conviene usarlo para presas tan grandes que no podrá devorar por más que desarticule su garganta. Como muchos otros animales, cuando una cascabel muerde a un humano, se trata de un método de defensa porque –por no escuchar su cascabel– la pisó o asustó. Es importante saber, por ejemplo, que en la zona del Jardín Botánico cuentan con antídoto.

O uno se puede topar con piel de serpiente: cada cierto tiempo la víbora muda de piel y a su cascabel se añade un aro más, lo que permite estimar su edad.

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3. La tarántula del Pedregal (Aphonopelma anitahoffmannae)

Cada animal se parece a su dueño, a su hábitat y a su tiempo. Y –por qué no decirlo– cada animal se parece, si no a su colonia, a su delegación. La Tarántula del Pedregal es un diminuto nahual de su entorno, una piedra que vive. Se esconde bajo las rocas volcánicas, entre la hojarasca y los rincones mínimos para camuflarse, pues aunque resulte difícil de creer, esta especie –que ha sido protagonista del terror en nuestro imaginario por tanto tiempo– es sumamente tímida.

Tarántula hembra. Foto: Pablo Arenas

Si tienes la suerte –o el susto– de encontrarte con uno de estos seres, puedes diferenciar a la hembra porque tiene mucho más pelo que el macho y sus patas son más gordas. La mejor temporada de avistamiento de Tarántula del Pedregal es el verano, ya que los machos salen sus cuevas en las rocas para buscar aparearse.

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4. Oreja de Burro (Crassulaceae Echeveria gibbiflora)

La Oreja de Burro es un tipo de suculenta de tallos carnosos y color rosa, hojas grandes en forma de roseta, también carnosas, rosas y suaves. Afortunadamente aún abunda en esta zona porque es originaria del matorral xerófilo mexicano, como el del Pedregal.

A veces es más rosada o blanquecina, a veces más verde. Esto depende de la cantidad de sol que recibe, pues para protegerse del sol, esta crasulácea jugosa desprende una suerte de “bloqueador” blanco.

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5. Zorro gris

A principios de septiembre, después de casi 40 años, hubo avistamiento de una zorra gris en la REPSA. Esto significa que en la reserva hay un ecosistema completo que propicia la sobrevivencia de la zorra. Además de la probabilidad de que haya más zorros.

Zorra gris captada en septiembre de 2017 en el Pedregal.

Los científicos de la UNAM tienen tres hipótesis acerca de la aparición de la zorra gris dentro de la REPSA: la primera dice que estaba ahí desde hace mucho tiempo y nadie la había visto porque estaba escondida y deprimida por los perros ferales (que han disminuido). La segunda hipótesis que llegó sola zonas como Tlalpan o el Ajusco, donde aún viven más. Que probablemente cruzó el Periférico o Insurgentes de noche y encontró la reserva. La tercera hipótesis es que fue introducida.

El zorro gris come plantas y sus presas preferidas son los conejos, ratones, tuzas, aves, lagartijas e insectos.

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6. Tlacuache (Didelphis virginiana)

El tlacuache es una de las ocho especies de marsupial (como el canguro) que viven en México.

Muchas veces son confundidos con ratas y las mata, pero en realidad son muy diferentes. Y aunque no están en peligro de extinción, su conservación y abundancia es muy importante para el ecosistema del Pedregal. Si te encuentras uno durante la noche no lo debes molestar, ni acercársele, ya que esto lo estresa en gran medida. Cuando se asustan babean en abundancia, lo que nos indica que nuestra presencia los está incomodando. Si lo encuentras durante el día puede ser que haya un problema: puede estar hambriento, atrapado, enfermo o herido.

No te acerques ya que pueden transmitir enfermedades, mejor repórtalo a la Secretaría Ejecutiva de la Reserva (Tels. 56-22-52-04 y 56-22-52-18).

Podrás identificarlos porque el macho tiene visible el escroto y la hembra un marsupio, la bolsa en su vientre donde llevan a sus crías.

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7. Helechos

Con las primeras lluvias empiezan a brotar los helechos. Son ejemplares sobrevivientes de las eras del mundo. En los intersticios de las cuevas, las esporas de los helechos encontraron un lugar ideal para germinar. Son 23 tipos de helechos los que habitan la REPSA y pocos menos se extienden hacia todo el Pedregal. El helecho que más abunda es el Phlebodium aureum porque resiste a las sequías y heladas que hay durante el año.

 

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