Polanco es una cosa cuando uno va en auto y una muy distinta cuando uno va a pie. Esta última revela su encanto (y exceso), y por eso preparamos un recorrido para caminar entre parques, fuentes y muchos árboles, acompañados por algunas sorpresas arquitectónicas.

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Parque Tamayo

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Si llegas a Polanco desde Reforma centro (y evitas el polémico Parque de la amistad México-Azerbaiyán), lo primero que encuentras es el Parque Tamayo. Allí está el museo del mismo nombre –uno de nuestros favoritos indiscutibles, construido por Teodoro González de León y Abraham Zabludovsky en 1981– y el enorme parque que lo rodea. Hay esculturas modernas, un espejo de agua, un área de juegos infantiles, un área para picnic, el famoso círculo de los Voladores de Papantla y el incomparable Museo de Antropología e Historia.

Puedes llevar a tu perro a esta parte de la primera sección de Chapultepec. En realidad podrías llevarlo a todos los puntos que mencionamos en esta ruta.

Parque Gandhi

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A unos cuantos pasos al norte del Parque Tamayo se encuentra otro punto que recordarás por su insoportable tráfico, pero, en cambio, al recorrerlo como peatón es un lugar verdaderamente lindo, franqueado por las famosas residencias de lujo de la calle Rubén Darío, plagado de árboles altos, extensos: el Parque Gandhi.

Este lugar es famoso por su pista de arcilla para corredores, misma que cuenta con rectas en donde puede practicarse la velocidad, pero en realidad este parque es más grande que la pequeña sección en donde se encuentra la pista –a la que tu perro no tendrá permitido entrar–, ya que en realidad rodea todo el Parque Tamayo, incluyendo al Museo de Antropología y a su Gran Tlaloc, hasta llegar al cruce de Rubén Darío y Paseo de la Reforma.

Aquí la ruta se bifurca para que elijas entre ir hacia el oeste (poniente):

Jardín Winston Churchill

Una vez ahí, el restaurado Jardín Winston Churchill se encuentra nada más cruzar Arquímedes (Calzada de Chivatito pasa por debajo). Este jardín estuvo cerrado durante una larga temporada pero actualmente es un lugar agradable para sentarse a descansar y pensar si se prefiere cruzar al “Corredor gastronómico” del metro Auditorio o meterse a alguno de los muchos restaurantes de lujo que rodean la zona hotelera de Campos Elíseos –nuestra recomendación aquí siempre será el Au pied de cochon, que además abre las 24 horas.

 

Jardín de la República del Líbano

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Al seguir caminando hacia el poniente (Fuente de Petróleos), luego de atravesar Julio Verne y Anatole France, se ubica uno de los parques menos conocidos de la zona pero que es perfecto para llevar a tu perro, ya que cuenta con un gran espacio en el que podrá correr sin molestar a nadie. Parece mentira que Reforma (y el caos) se encuentre al lado de este lugar con los árboles más altos de la zona y justo enfrente del cuestionado Monumento a las víctimas de la violencia, de Gaeta-Springall Arquitectos.

O ir hacia el norte desde Gandhi:

Fuente de Campos Elíseos

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Si lo tuyo es más la arquitectura, la historia y el paseo por una de las colonias más cotizadas de la ciudad, te recomendamos seguir desde el Parque Gandhi hacia el norte, por Schiller –como si fueras a la Embajada de Canadá– ya que al cruzar con Campos Elíseos encontrarás una fuente que tu hipotético perro, muy probablemente agradecerá. Se trata de una rotonda con una fuente de las de antes, con bancas y escalones de ladrillo que funcionan como bancas que descienden hacia el chorro de agua: un lugar pacífico y rodeado de una mezcla de arquitectura contemporánea, moderna y típica de Polanco, cuyos protagonistas son nuevamente los árboles.

Plaza Uruguay

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Si sigues hacia el norte por Schiller, en Avenida Presidente Masaryk debes dar vuelta a la izquierda y en la primera calle, Lope de Vega, girar de nuevo hacia el norte. De ese modo llegarás a uno de nuestros parques favoritos: la Plaza Uruguay.

Este parque es uno de los lugares ideales para descansar del barullo de la ciudad. Cuenta con una fuente brutalista verdaderamente hermosa, además de la estatua del General José Gervasio Artigas, donada por el gobierno de Uruguay, motivo del nombre de la plaza. Sus sombras y árboles abundantes lo hacen un lugar perfecto para leer, además de estar enfrente del delicioso Entremar.

El parque puede rodearse con perros pero no tienen –o no deben tener– acceso al centro de la plaza.

 

Parque Americano y Parque Lincoln

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Para llegar a este hermoso parque y al final de nuestra ruta debes caminar por el camino peatonal de Avenida Horacio, uno de los más lindos de la ciudad, hacia el oeste, exactamente a seis cuadras del metro Polanco.

Este parque se encuentra frente a la famosa y brutalista Parroquia de San Agustín, de Leonardo Noriega Estávoli (1949), y es sin duda perfecto para pasear a tu perro, sentarte a leer e incluso hacer skate o ver hacer skate, lo que se ajuste más a tu espíritu. Alrededor, nuevamente, podrás ver lindos edificios de todo tipo y bastante vegetación.

 

A lo largo de toda esta ruta hay botes de basura. Dog friendly.

Además, independientemente de la ruta que escojas, desde ahí estarás a unos pasos del parque más famoso de Polanco: el Parque Lincoln, donde es bueno sentarse a ver gente pasar.