Las Costumistas
5 de octubre 2018
Por: Lucia OMR

Las Costumistas en la Roma: ropa diseñada a tu medida y a tu gusto

Al final de Álvaro Obregón hay una sofisticada boutique donde hay modistas que diseñan y confeccionan prendas de gran calidad y belleza, a buen precio y a la medida y gusto del cliente.

En la época de mis abuelos, la gente de clase media y alta de las ciudades acudía al sastre y a la modista a que le diseñaran y le confeccionaran sus prendas de vestir, especialmente cuando se aproximaba una fiesta. El cliente llevaba o escogía una tela de su gusto, le tomaban sus medidas y al cabo de unos días le entregaba el traje, la blusa, el vestido o el sombrero que había mandado a hacer. Una experiencia muy distinta a la de ir de shopping a un centro comercial a comprarse ropita en alguna de las miles de tiendas Zara o Gap que existen en el mundo. Hoy en día la ropa es fabricada por corporaciones multinacionales, existen tallas estandarizadas para millones de cuerpos distintos, cada diseño se reproduce miles de veces, las prendas se desechan después de una temporada y no existe una relación personal entre el diseñador/confeccionista y su cliente. Por eso es importante alejarse del fast fashion y vivir la experiencia de Las Costumistas, una tienda-taller de ropa en la Roma que se dedica a la confección de prendas de vestir personalizadas.

Este proyecto se gestó hace dos años, cuando un grupo de diseñadoras se unieron para recuperar el oficio ya casi extinto de la modista y rescatar el lado artístico, artesanal, individual y humano de la moda.

Sus integrantes actuales, los diseñadores Sophie Massun, María Rosa Manzini y Xavier Rodríguez, tienen un manifiesto filosófico y práctico alrededor de la moda. Como primer punto, su trabajo se basa en el concepto de costume-made, donde la clienta manda hacerse ropa como ella la quiere; sobre todo en lo que respecta a su talla y a su gusto. La idea es que la modista le diseñe y le confeccione una prenda única y personalizada a la clienta, recuperando así la individualidad y la originalidad de su vestir. Cómo dice Sophie Massun: “Queremos que nuestras clientas tengan un estilo propio”. Segundo, usan sus manos, máquinas de coser y otras herramientas de costura en la elaboración de la ropa, recuperando así las técnicas artesanales del oficio.

Las Costumistas también incorporan procesos libres, intuitivos y espontáneos en el diseño y la confección, dándole un giro más contemporáneo a su trabajo. Buscan hacer ropa bien acabada y bien cosida, con diseños atemporales y muy duradera, que incluso puede llegar a tener de 10 a 20 años de vida. Esto en respuesta a la ropa efímera y desechable que se fabrica hoy en día y que se tira después de unas cuantas lavadas (y cómo respuesta inteligente a la emergencia ecológica en la que estamos metidos).

Es, en pocas palabras, la hechura de moda de gran calidad a precios accesibles.  –Aunque la producción es limitada y artesanal, sus prendas no son tan caras como las de la alta costura, ni tan baratas como las del fast-fashion. Sus precios oscilan entre los 500 y los 4000 pesos. El resultado de esta filosofía y del trabajo es ropa única, de calidad, durable y de muy buen gusto.

En las Costumistas, cada diseñador tiene su propio lenguaje. Maria Rosa Manzini se especializa en el tejido de punto (knitwear), técnica que heredó de la marca familiar Conjuntos Manzini e hizo suya. Trabaja prendas sobre pedido en base a las necesidades y los gustos de sus clientes. Ella diseña y confecciona ropa para mujer y para hombre indistintamente y hace, por ejemplo, unas hermosas guayaberas en tejido de punto. Xavier Rodríguez hace alteraciones en ropa reciclada y encuentra piezas únicas vintage. Es un artista contemporáneo/diseñador que utiliza el arte en sus diseños y el diseño en su arte. Experimenta por ejemplo quemando camisas con cigarros. Por su lado, Sophie Massun trabaja prendas únicas personalizadas inspiradas en lo vintage y retoma diseños clásicos de los treintas, cuarentas y cincuentas para darles un giro contemporáneo. Utiliza telas naturales como la seda y la lana. Tiene una colección de vestidos en telas africanas excepcionales.

Y no todo funciona sobre pedido, pues en la tienda también se venden prendas que ya están hechas, ropa reciclada intervenida o piezas excepcionales de ropa vintage. También se venden mandiles diseñados y confeccionados por las mujeres en el reclusorio de Santa Martha Acatitla como parte de un proyecto social que emprendió Sophie Massun para enseñarles el oficio de corte y confección a las reclusas.

Por razones económicas y ecológicas, es importante recuperar el concepto de la moda que se tenía antes del boom industrial y de su sed de lucro. Aquel mundo al que nos quieren regresar Las Costumistas en donde la moda es algo muy individual, muy creativo y muy personal y en donde las prendas son de gran calidad, muy durables y de estilo sofisticado.

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