5 de marzo 2018
Por: Patricia

El piso 38 de la Torre Latino alberga un raro y tierno museo sobre sí misma

Pocos saben que en el piso 38 la Latino alberga un estrafalario museo sobre sí misma: entre enormes maquetas, fotografías, planos arquitectónicos y decoración celebra (no sin algo de nostalgia) su historia.

En el enorme navío que es la Ciudad de México, la Torre Latino es el vigía. Y en la anatomía de este sobreviviente, el museo que alberga en el piso 38 es esa extraña parte del cerebro que acumula recuerdos. Un fantasma que repite la historia de sí mismo con exótica decadencia.

Pocos saben o visitan este estrafalario museo. Entre enormes maquetas, un extenso archivo de fotografías, planos arquitectónicos, esculturas y, sí, la cabeza de un jaguar (miembro distinguido del zoológico de Moctezuma), la colección cuenta la memorias rarísimas de este tótem de la modernidad y celebra su historia y supervivencia.

Su accidentada y nostálgica museografía es un recorrido por todos los lugares que la Torre Latino ha sido. Esta fue construida sobre lo que alguna vez fue la Casa de las Fieras de Moctezuma; eso explica por qué lo primero que uno ve al entrar a la salas es un mural de la antigua Tenochtitlan y luego “El Zoológico de Moctezuma”, una pared infográfica de los animales que el Tlatoani allí dominó, junto a dos cabezas de jaguar disecadas montadas en madera.

Una vitrina de cristal azulado conserva las piezas arqueológicas encontradas al hacer la cimentación de la torre. Después un área está dedicada a edificaciones que existieron en los alrededores en la Nueva España. Como fue la Plaza de la Guardiola o Casa de los Perros, donde ahora es el Banco de México, que adornaban el techo excéntricas gárgolas de perros. En el museo se puede ver, graciosamente, una réplica de estas gárgolas.

Maquetas, planos, comparativas de las torres más grandes del mundo y hasta antiguos calendarios de su compañía seguros de vida conviven en el resto del recorrido con un tono casi propagandístico. La Torre Latino, el vigía, es testigo de lo que ya no está: el lago, la Casa de los Perros o la ciudad antes del 85: en medio de nubes de polvo, escombros y tragedias, esta permaneció incólume, como lo hizo recientemente.

“Jacobo Zabludovsky, el único reportero que recorrió la ciudad el 19 de septiembre de 1985 para informar a la audiencia de Televisa sobre el terremoto estuvo frente a la Torre Latinoamericana”.

Otra infografía amarillenta se encarga de recordarnos los que la Torre Latino era en 1956:

En las primeras décadas de su existencia, la Torre Latino era símbolo de la llegada de la modernidad a México y estandarte de sus valores: el progreso, la seguridad, la familia. Este museo es el recuerdo de esto. El fantasma de sí mismo, de una ciudad que ya no es, que es otra cosa.

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Horario: lunes a domingo de 9 a 22 horas
Sitio web: http://www.torrelatino.com/
Admisión: Adultos: $ 100 | niños: $ 70 | Adultos con discapacidad: $ 45 | Niños con discapacidad: $ 40 | Tercera edad: $ 30
Teléfono: 5518 7423
Zona 1: El primer cuadro
Dirección: Eje Central 2, colonia Centro

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