La ciudad se mueve con distintos ritmos, y todos ellos se encuentran en Bolívar, nuestra querida calle musical del Centro. Ahí reinan las torres de bocinas sonideras y todo tipo de instrumentos. Cada local tiene una melodía propia, por eso hay que recorrerlos con calma.

Antes de llamarse Bolívar, la calle tuvo diferentes nombres. El primero era parte de la nomenclatura animal de la ciudad, se llamaba calle Las Ratas. Después, en honor al Antiguo Colegio de las Doncellas de Nuestra Señora de la Caridad, le pusieron Colegio de Niñas y, luego, Las Damas. Su nombre actual conmemora la estancia de Simón Bolívar en esa misma calle pero en 1799, cuando el libertador tenía apenas 20 años. Vivía en la esquina de Calle de Ortega y Calle de las Damas, hoy Uruguay y Bolívar. 

music club

Cómo recorrer Bolívar

La Calle Bolívar es enorme, va de la Calzada de Santa Cruz hasta Tacuba, pero para que uno aprecie su carácter musical, conviene acortar el recorrido y comenzar desde un punto más amable, el Reloj Otomano, y terminar en la Parroquia de la Natividad de María Santísima. Frente al Reloj Otomano, una ranita sonriente que toca la mandolina da la bienvenida a quienes van a Bolívar para reparar o actualizar sus equipos. Da la impresión de que la rana abandonó los nenúfares de algún estanque para ir a cantar por siempre a Bolívar.

calle bolívar ranita

Para los boleros de la zona, la ranita es como un santo, dicen que quienes trabajan cerca de ella tienen buena suerte. Por otro lado, su cantar perpetuo es una especie de aviso. Desde ahí sale toda la música de la ciudad. Justo enfrente está El Gallo de Oro, nuestra cantina más antigua. Basta con pararse enfrente para escuchar el choque de los vasos jaiboleros, la música de José Alfredo y las risas de los parroquianos para saber que ahí la ciudad tiene un tono más festivo.

latin music en Bolívar

Pasando el Gallo de Oro la fiesta es mucho más diversa, sobre la misma banqueta están los ya legendarios Cocuyos. Ahí nunca faltan los extranjeros que quieren ser los primeros (al menos de su grupo de amigos) en comer donde lo hizo Anthony Bourdain cuando vino a la ciudad. Desde el local de enfrente todo el día suenan las cumbias y salsas que sirven de banda sonora del local. Quizá también son las culpables de que casi todos los documentales que hablan de la capital tengan como fondo una combinación entre hip hop y cumbia.

Los Cocuyos

bolivar llamada

Los locales de música no siempre estuvieron ahí, Bolívar estuvo repleta de carnicerías hasta mediados de los ochenta cuando fue mucho más fácil importar mercancías a México gracias a los tratados de libre comercio. Desde entonces las tiendas de música aparecieron súbitamente en Bolívar y tener un instrumento musical en casa dejó de ser un privilegio. Hay desde los más económicos hasta marcas de gama alta. Por supuesto, también hay lauderías donde hacen instrumentos a medida, aunque éstas cada vez son más escasas.

Los personajes de la zona

1. Don Edmundo Sulca: “hacedor”

Si uno se desvía un poco hacia Mesones número 14 encuentra dos negocios muy particulares. El primero es Kits electrónicos Sulca de Don Edmundo Sulca, quien desde hace más de 20 años comenzó a producir sus propios proyectos electrónicos. Hay amplificadores de alta potencia, alarmas sísmicas, alarmas de humo y hasta una máquina de electroacupuntura. La mayoría de sus productos no vienen en presentaciones muy estéticas, ni siquiera en las típicas cajas negras de las tiendas de electrónica de la zona. Don Edmundo los mete donde quepan, así que uno puede salir con el mejor amplificador de la zona metido en un recipiente de plástico transparente con tapa roja. Al final lo que importa es lo de adentro.

electrónica sulca

Don Edmundo Sulca trabajando en alguno de sus inventos.

bolívar diablero

Don Edmundo es lo que en Estados Unidos conocen como “hacedor”, y al parecer siempre está aprendiendo cosas nuevas. Aunque tiene estantes repletos de componentes eléctricos, se toma el tiempo de revisar circuitos viejos para sacarles todo lo que pueda volver a utilizar en sus inventos. Nos cuenta que recientemente hizo una máquina capaz de aliviar los síntomas del Alzheimer y que ya la están probando en algunos hospitales. 

puesto de revistas bolívar

Bar la India

2. Mario Nava: laudero

En la misma casona, subiendo las escaleras, está el que quizá sea el local más importante del recorrido: Guitar Hospital de Mario Nava, una celebridad de la zona. Él es el creador de la guitarra de Alex Lora, sí, esa en forma de mano a la que cariñosamente llaman “la pinga de Lora”. Sus clientes son Natalia Lafourcade, Molotov, Sergio Arau, el Haragán y muchos otros músicos mexicanos, pero su taller no es diferente al de un luthier de antaño. Tal vez su distintivo es el muro lleno de fotos donde Mario aparece con músicos legendarios como Willie Nelson, Slash, Lemmy Kilmister y John Petrucci.

Mario Nava

Mario Nava, dueño de Guitar Hospital, con la guitarra de Sergio Arau de Botellita de Jerez

recortes bolivar

Recortes y fotografías donde aparece Alex Lora con la guitarra que Mario Nava le hizo para el 50 aniversario del Tri.

 

Una vez ahí, otra parada obligatoria es Discos Cowell o “el santuario del vinyl” que entre sus estantes tiene verdaderas joyas desde 10 pesos. Eso sí, para visitarlos hay que ir con tiempo, porque estar ahí no es cosa de unos minutos. Para encontrar los mejores ejemplares hay que repasar muchos géneros: rock, pop, jazz y metal, por mencionar algunos, aunque los encargados aseguran que su fuerte son el High Energy, Italo Disco, Techno y New Beat.

Al salir de cada local el ruido regresa. Uno pronto se olvida de las cumbias o las canciones de rock que algún empleado renegado puso para hacer la jornada más llevadera. Ahora son claxons que le hacen frente a los bafles y cornetas que algún vendedor prueba para un nuevo sonidero en la ciudad. Y así, entre autos, instrumentos, compradores y paseadores casuales, los ritmos de la ciudad se vuelven a encontrar en Bolívar para crear la banda sonora de la colectividad.

calle bolivar

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