Uno de los lugares más ricos para comer shabu-shabu, y por muchos años el restaurante japonés más elegante de la ciudad, se ha iluminado. Los que conocemos al Yoshimi desde antes de esta remodelación, recordamos las mesas de mármol negro, las butacas escondidas, los cuartos privados y tenues donde uno susurraba por antojo… Y era parte de su encanto. Pero ahora la experiencia ha adaptado el método kaizen: “la idea de realizar una serie de cambios para fomentar una mejora continua”, y mientras sigue siendo la misma delicia de siempre, la atmósfera se ha esclarecido para tener un nuevo capítulo.

Yoshimi

Photo: Tadeu Brunelli

Yoshimi

Photo: Tadeu Brunelli

El jardín, las geometrías

El jardín zen de la terraza por fin tiene su protagonismo. Sacaron algunas mesas para comer afuera, entre bambúes altísimos, bajo lo que alguna vez fue el rascacielos más alto de la ciudad (que da un poquito de vértigo invertido al mirar hacia arriba). La verdad, Yoshimi aprovechó muy bien los meses de pandemia. El proyecto de arquitectura lo hizo Akira Kameta Miyamoto con un estilo tradicional, funcional y contemporáneo que, aunque cambió muchísimo la atmósfera íntima, sigue otorgando esa contención para que el comensal se sienta en un ambiente callado, digno, pero ahora mucho más luminoso. Y a cargo de la iluminación estuvo Luca Salas Bassani Antivari, de LSBA studio. Sigue habiendo un conjunto de ambientes particulares, cada uno con su perspectiva distinta: un salón principal, una barra de sushi, salones privados y un corredor que los comunica y en donde hay piezas hermosas de cerámica tradicional japonesa. En cada atmósfera se hay líneas y volúmenes geométricos, y todo es de madera labrada a partir de la técnica ancestral kumiko.

la chef

Foto: Tadeu Brunelli

sashimi

Photo: Tadeu Brunelli

comida japonesa

Photo: Tadeu Brunelli

Nueva chef Miriam Moriyama

La reapertura de Yoshimi también marca la llegada de la chef y suhiwoman Miriam Moriyama, de padres japoneses y nacida en Argentina, quien después de estar al frente de Shiso, en Río de Janeiro, llega a tomar el mando de la propuesta culinaria de Yoshimi. Ella está a cargo de conservar el respeto por los sabores y las propiedades de los ingredientes mediante una depurada precisión técnica.

shabu shabu

Nosotros fuimos por el shabu-shabu, que no tiene parangón en esta capital. Pero si uno va no puede perderse una serie de platillos que, por los ingredientes sustentables y cuidadísimos, y por la experiencia del equipo de cocina que es el mismo de hace más de 10 años, son memorables. Están, por ejemplo, el sashimi de kampachi, el nigiri akami de hamachi o el nabeyaki udon que en ningún lugar saben tan ricos. La carta es amplísima, y además ofrece dos menús de degustación: el Omakase de tres tiempos, centrado en el sushi, y el Kaiseki, una verdadera aventura gastronómica (no para todos) de nueve tiempos que comprende, entre otros platillos, el sunomono de alga con pepino y vinagre de arroz, el yakimono con robalo chileno asado marinado en pasta de miso dulce, Wagyu japonés en pasta de sopa de miso dulce y tome con anguila, huevo y cebolla en cama de arroz.

yoshimi

yoshimi

Photo: Tadeu Brunelli

La cava de Yoshimi es destacable también: tiene sakes, whiskies, ginebras y cervezas japonesas cuidadosamente seleccionadas para maridar con los platillos.

Sí es uno de los lugares más ricos para comer, contemplativamente, en la Ciudad de México.

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Donde:
Hyatt Regency Polanco
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