La comida peruana es demasiado buena. Se lo debe a su tierra, a su historia y a sus mezclas intrincadas. Tiene esa misma vocación de mezcolanza que la comida mexicana y quizás por eso nos encanta. Sus ingredientes son un retrato de los paisajes andinos: el pescado fresco, la leche de tigre, la cancha, el elote cocido, la papa, y desde luego el arroz –cuya preparación siempre tiene mucho de japonés–. Poco a poco esta gastronomía se ha instalado en algunos rincones (desde restaurantes bien puestos hasta mercados) a alegrar la ciudad. Recientemente, Yakumanka llegó a una esquina de la Roma y ya trae a unos cuantos encantados.

yakumanka

El menú de Yakumanka lo hizo Gastón Acurio, de Astrid & Gastón, el restaurante peruano más aplaudido internacionalmente. Y aunque su nombre lo respalda, quien se encarga de que todo salga a la perfección es el chef Ronal Bautista. Pero a diferencia de Astrid & Gastón, Yakumanka está arraigada a la comida callejera de aquel país. Es más casual y el espacio, el trato y las formas son campechanas. (Los restaurantes de mariscos parecen casi siempre evocar este espíritu).

yakumanka

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Su carta es completa pero no complicada, y sus platillos perfectos para compartir. Tienen ceviches clásicos y especiales –y nosotros por siempre recomendaremos antes el clásico– y a diferencia de otros peruanos, que sólo lo ofrecen frío, acá lo sirve también caliente. El especial es un platillo sin el cuál muchos de nosotros no disfrutaríamos el calor (o la cruda) como lo hacemos. Tienen pescados completos que vienen de la pesca del día. Y desde luego los sanguches, la versión peruana de sándwich o hamburguesa, rellenos de chicharrón de pescado y con cebolla morada.

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Los sábados suena música de cajón peruano en vivo. Saben bien que hay pocos mejores planes para una tarde de sábado que ir allí.

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