En general, la imagen que se tiene del norte es todo tierra, carne, vaqueros y un filtro amarillito y arenoso. Aunque sí hay algo de sustento en la caricatura, el norte es muchas cosas más, porque también es lo que aún no está conversado (en esta ciudad). De esto parte Terruño, el nuevo lugarcito que sirve café, pan y dulce norteños por la mañana, y vinos y botanas norteños por la noche. En una esquina que nos gusta mucho de la Roma: Guanajuato y Frontera.

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Este edificio rosa en la calle Frontera es uno de nuestros favoritos. No sólo por su increíble estrella en el centro, sino porque conserva varios negocios locales.

Café por la mañana

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Por la mañana, Terruño es una barra de café que ofrece pan y dulces norteños. El café se lo compran a la tostadora Drip; uno muy bien seleccionado, tostado, que no busca ser una barra de especialidad. Para acompañarlo tienen pan de masa madre y dulces tradicionales de Coahuila, Chihuahua, Sonora: jamoncillos en su mayoría. 

Vino y botanas por la tarde

Aunque todavía están en una fase de experimentación con los ingredientes, su intención aquí es clara. Quieren ofrecer alimentos norteños pero “vegetarianos” (que no sean necesariamente complementos de la carne): los cabuches, los chacales, quesos, mantequillas. Todo esto sobre panes, como si fueran pinxos o tapas norteñas. No resulta extraño (reafirmando el tema del cliché) que estos nombres resulten desconocidos para la mayoría.

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Los cabuches, por ejemplo, son los botoncito de la flor de la biznaga (cuya cosecha, por cierto, no afecta el cactus). Los chacales es una especie de maíz fresco que se conserva en aquellas tierras. Ambos ingredientes muy rancheros. Por ahora tienen quesos menonita y mantequilla con ajo, que trajeron directo de Chihuahua.

Vinos

Finalmente (y no menos importante), el vino. Ahorita tienen San Juan de la Vaquería en mezcla de tintos y rosado. Este vino es de un viñedo familiar que lleva 8 años en el oficio y lo han ido mejorando con los años. Sus vinos aún son muy regionales y esto le da una diminuta pero poderosa presencia física en la ciudad. 

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La verdad es que la inversión (centralizada) en tema de vinos se concentra en el Valle de Guadalupe o vinñicolas como Casa Madero. Que, aunque uno no niega que son increíbles, son solo una parte de este ecosistema. En México tenemos grandes vinos y en el norte tenemos grandes vinos, pues la tierra es alta y mineralizada. Cuentan que en tiempos de la Conquista, la Corona prohibió producir más vino comercial en la Nueva España, por la única razón de que salía muy bueno. Y no podía haber un vino más bueno que el de ellos. Así que solamente hacían vinos dulces, brandys, vinos de consagrar. Fue apenas hace unos años que resurgió (con  Casa Madero).

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El vino Don Leo también es de una familia de Parras. El Sauvignon Blanc es el favorito de los creadores de Terruño. De la casa Cavall el que les gustó es el rosado, un Zinfandel fresquito, diurno. 

Terruño es distinto a muchos lugares que se especializan en el vino (cuya carta tiene vinos naturales u orgánicos). Aquí ofrecen una suerte de introducción al vino y descubrir casas que no son las típicas.

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El nuevo Tizne Tacomotora.

Además, Terruño es un proyecto hermano del Comal de Ceci, aquel local de cecina, tortillas hechas a mano y micheladas en tarrito de las que ya hablamos. No solo son hermanos, comparten la misma banqueta, en la esquina más campechana de la Roma Norte. A propósito, Tizne Tacomotora, la taquería deliciosa que comenzó como bici-taquería en festivales se acaba de mudar al ladito. Pronto van a juntar los tres lugares, como si fuera un mini comedor o “jardín” común sobre la calle. Y no solo comparten calle, también jardineras, lucecitas y comida para los empleados: en el ratito que estuvimos fuimos testigos de que Tizne le preparó tacos al equipo de Terruño.

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Por ahora sus horarios son:

De lunes a jueves, de 9:30 a 5 pm y de viernes a domingo de 10 a 7-8 pm.