Taro es un restaurante que, con casi 40 años de antigüedad, ya se ha consagrado dentro del linaje de alta cocina japonesa que, desde fines de los años 60, comenzó a proliferar en la ciudad. Su clientela es tan asidua y abundante que no necesita invertir nada en publicidad. Y es que la variedad del menú y la calidad de cada uno de los platillos justifican ampliamente su popularidad. El hecho de que sea uno de los pocos lugares de buena comida asiática en el sur de la capital explica  las listas de espera cada fin de semana.

En la entrada, uno puede sentarse en el pequeño bar de sushi y sake a la izquierda o bien subir las escaleras para ir al área principal. Arriba, el tono beige de las paredes refleja la copiosa luz que entra por el ventanal que da hacia Avenida Universidad. Esto hace que el espacio, aunque es mediano y las mesas suelen estar llenas de familias, se sienta más grande.

Las sillas y las mesas son de madera clara, igual que la pared plisada que separa a la cocina. La decoración se queda en el marco del minimalismo zen. Entiende que pocas lámparas bien orientadas y unos cuantos cuadros de caligrafía en tinta china son más que suficientes para darle carácter y substancia a este “rincón culinario japonés”, que es como se hace llamar Taro en su sitio web.

taro

Como hemos dicho, el menú es tan extenso que uno necesita del tiempo mientras lo atienden, le sirven la entradita de cortesía y el té de jazmín para poder leer las opciones y decidirse. La carta tiene nueve secciones principales de comida típica japonesa, entre las cuales ofrecen sushi y sashimi, ensaladas, sopas, asados, platos capeados, tazones de curry y varios tipos de arroz. Como todo el mundo conoce el sushi, el kushiage (las brochetas empanizadas) y el teppanyaki (los platos a la parrilla) hoy preferimos hablar de otras delicatessen japonesas menos conocidas.

Sopas

Además de reunir una fina mezcla de sabores, las sopas de udon y de soba son un platillo completo y revigorizante, ideal para esta época de frío. El udon es un fideo grueso elaborado con harina de trigo, mientras que el soba es un fideo delgado a base de harina de alforfón. Ambos se sirven en un caldo caliente al que se agrega el resto de los ingredientes: verduras y tofu, o algún tipo de carne, pollo o pescado. Si uno busca los sabores más auténticos, puede escoger la que tiene camarones capeados y huevo, o la que tiene hongos y wakame, un tipo de alga.

Caserolas

taro

Otra de las especialidades de Taro son los platillos preparados directamente en la mesa del comensal, los nabe-mono. Cada mesa está equipada con una hornilla donde ponen una plancha o una caserola. Allí, los cocineros mezclan rebanadas de Prime Rib con verduras y una salsa de la casa, o mariscos con verduras en un caldo sazonado. También hay delicioso shabu-shabu.

Tazones

Una última categoría que queremos destacar son los tazones donburi-mono que consisten en un guisado sobre una base de arroz gohan. Todos vienen presentados como antaño, en un hermoso tazón de madera pintado a mano.

Nuestros favoritos

Nuestras recomendaciones, tras este pequeño recorrido por el menú, son las siguientes.

Para el antojo de algo ligero y con muchas verduras, sugerimos el namaharumaki, verduras y cangrejo envueltos en papel de arroz, o el tempura de verduras con pescado. Para un gran apetito en temporada invernal, proponemos el tazón una jyu de anguila, o el udon de pollo y verduras con salsa miso. También, para aquellos que son menos aventureros, un teppanyaki clásico de salmón nunca falla. Recomendamos además una pequeña entrada que no tienen todo el año pero es una verdadera delicia. Se trata de hongos portobello rellenos de tofu, verduras y algunas especias secretas.

taro

En cuanto a los postres, uno no puede perderse los helados ­–de matcha, de lichi o de frijol negro– ni el tempura de helado. Si uno ya los conoce, puede pedir un pastel de té verde o una tapioca con fruta.

taro

Taro es un espacio excepcional donde uno puede degustar, de primera mano, la cultura y la estética japonesas en todo su esplendor; la filosofía de la simplicidad aunada a un cuidado minucioso de cada ingrediente y cada detalle. El esmero de quienes preparan la comida es calcado por quienes atienden, con amabilidad y solicitud. Por todo ello, y por su ambiente cálido y elegante, recomendamos ir a Taro.

[snippet id=”44729″]

.

Más en Local.mx

WANWAN Sakaba, el japonés más japonés de la Ciudad de México