Varias veces, caminando por la Santa María o cuando pasábamos por una torta a El Paraíso nos preguntamos qué pasaba dentro de las puertas de aquella casa bonita, roja, en el #133 de la calle Eligio Ancona. Ahora que abrieron sus puertas, sabemos que se estaba cociendo un experimento gastronómico delicioso que atienden Ana y Jaime con la misma frescura que caracteriza cada uno de sus platillos. 

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Los anfitriones

Ana es francorrusa, Jaime es de aquí. Ambos son arquitectos, aunque están lejos de ser categóricos: al mismo tiempo son cocineros, anfitriones, queseros, alquimistas (de vinagretas y salsas sobre todo, que nosotros creemos que es su toque), entre otras cosas. Arquitectos en esencia, desde luego. 

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Ella se mueve como pez en el agua en “piso”, es decir, atendiendo. Él cocina el 99% de las veces y dirige un pequeño equipo de cocineros que uno ve a través de la barra abierta que, como todo el lugar, diseñaron Jaime y Ana con sus socios, Basebio Arquitectura.

Casa Sutura

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El jardín de enfrente tiene una malla sombra que guía las enredaderas.

La casa es de 1910. Por mucho tiempo, en una de las ventanas que da hacia la calle, prendía y apagaba un foquito rojo. Fue primero una casa de citas. Luego le perteneció a una pareja que todavía vive en el barrio y ya fue a comer al restaurante. Se llama Sutura no porque la Santa María necesitara arreglos, sino porque no hay cosa bien hecha que no mejore el espacio donde se desenvuelve.

Sutura abrió oficialmente como restaurante el 2 de febrero del 2020. Antes, en la cocina hacían pruebas y experimentos a puerta cerrada, y los seis cuartos que hay en el segundo piso los rentaban en AirBnb, como todavía lo hacen. El tiempo que estuvieron cerrados por la cuarentena se dedicaron a enfrascar comida y venderla en canastas que mandaban muchos lugares de la ciudad.

La cocina

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El menú cambia cada semana y la comida es variada, quizás eso que llaman “de campo”. Las hortalizas y los vegetales últimamente los consiguen en Huerto Tlatelolco, que queda muy cerca de allí. La proteína es de un proveedor, amigo suyo, que se especializa en alimentación de porcino y que distribuye Carne del 17 (de Sonora). Jaime y Ana, además de todo, ahora crían cerdo pelón. Su especialidad.

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Ensalada de lubina.

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Ravioles con sobrasada y salsa de hongos silvestres (en plena temporada).

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la mesa de afuera, ventilada / Bao de pulpo

Además del menú semanal, uno tiene la opción de pedirle a Jaime que le vaya mandando lo que él prefiera. Esa es quizás la experiencia más rica. De la misma manera, Ana (su presencia fluye por todo el lugar) se acerca a recomendar y dar a probar unos vinos deliciosos, de distintas regiones.

Lo especial de Sutura es un tema de escala. Es uno de esos espacios de la ciudad donde la importancia está en la sorpresa y en lo que es cerquita y abarcable.

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