Volvemos a escribir sobre el París 16 porque es un lugar que queremos. Es un clásico de Reforma que poco ha cambiado desde que lo abrieron, hace ya 30 años, y la comida sólo se pone cada vez mejor. Es evidente que entre más frecuenta uno un lugar, hay cosas que se van descubriendo. Es un juego obvio de la atención, y en París 16 funciona para bien. El restaurante no sólo está en una de las torres espejo que Mario Pani construyó sobre Reforma, en 1956, sino que ahí dentro vive un mural poco conocido de Mathias Goeritz. De ese mural se abre, como una pieza secreta, la puerta del baño que da servicio al restaurante. La más especial.

mathias goeritz

La puerta del baño del Paris 16 es tan pesada que apenas dos cuerpos pueden abrirla y no hacer agh. El mural es grueso, de azulejo veneciano negro, e incrustado con pequeños triángulos dorados. Por esos años Goeritz ya había hecho su “poema plástico”, un lamento incrustado en la pared de El Eco, encriptado, casi bíblico. Y estaba en la etapa de los “sudarios” o Mensajes, una serie de bastidores dorados, cuya propuesta pictórica era la materia por la materia misma. Del mural de Reforma no se sabe mucho. Mathias Goeritz no firmó el mural y en libros e internet hay poca información sobre esta pieza, pero su autoría la conocemos bien por cuestión de boca en boca. 

Hacer fila para ir al baño del Paris 16 es más un evento agradable que un trámite penoso. Estando allí, uno no tiene mucho remedio más que descansar los ojos en el mural o recargarse en él; escuchar los suspiros de unos, la fuerza desmedida de otros, la torpeza de la mayoría. Descubrirla como a las cosas más particulares, que iluminan la visita a cualquier lugar. Hablar de ello.

mathias goeritz

La lista de razones para ir a este lugar sigue. Las papas de cortesía, hechas en casa y que se acompañan con una salsa verde cremosa.La milanesa y el roast beef, que son ambos de lo más rico que hay de comer en la ciudad. Los chiles en nogada, que hay que apartar y por el que se hacen filas largas, que sí valen la pena. Al París 16 procuramos ir con frecuencia  (y hablar de él seguido). ♥

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