Oculto entre los grandes e inquietos almacenes papeleros de Mesones se encuentra el Nuevo Café Bagdad, una de las cafeterías con mayor tradición del Centro Histórico capitalino, enclavada en el corazón mismo del barrio de la Merced. ¿Qué por qué “nuevo”? Pues porque antes de él existió el Café Bagdad original, ubicado a unas cuantas cuadras de su domicilio actual, dentro de las instalaciones del Club Deportivo Nader. Sin embargo, cuando la institución decidió cerrar sus puertas indefinidamente el Bagdad se resistió a la extinción, y fue así como llegó a la histórica ‘Plaza del Aguilita’.

Una de las entradas del Café Bagdad en La Merced.

Cuenta la leyenda que fue justamente aquí en donde los antepasados de los mexicas atestiguaron el mito que daría paso a la fundación de la Gran Tenochtitlán: una roca y sobre la roca un nopal y, sobre el nopal un águila con las alas extendidas reconociendo al sol, devorando una serpiente. De aquel evento mitológico han pasado aproximadamente 700 años, y lo único que conmemora la hazaña azteca es una tímida escultura que descansa al centro del lugar, hoy oficialmente conocido como Plaza Juan José Baz, en honor al líder radical del Porfiriato.

Una de las bancas que llevan las 42 águilas fabricadas en talavera.

Sobreviven también una serie de bancas dispuestas alrededor de la plazoleta, adornadas por 42 águilas fabricadas en talavera, que representan la evolución del lábaro patrio. Por su proximidad con el atrio del Ex Convento de Nuestra Señora de la Merced, la plaza fue utilizada durante mucho tiempo como estacionamiento de camiones de carga y los domicilios aledaños como bodegas; no obstante, en años recientes se destinaron esfuerzos importantes para su recuperación, y hoy día la arquitectura del emblemático sitio resiste ante la vorágine de la ciudad, y sus alrededores son ocupados por locales comerciales.

La fuente interior del Nuevo Café Bagdad en la Merced.

La casona en la que descansa el Nuevo Café Bagdad data de 1700, y naturalmente ha servido a múltiples amos desde entonces. De su pasado colonial prevalecen algunos vestigios arquitectónicos como lo es una capilla privada en honor a San Judas Tadeo, que actualmente puede ser rentada para celebrar eventos privados. Alguna vez fue sede de la Sociedad Mutualista de Comerciantes de Frutas y Hortalizas (fundada en 1925); pero no sería sino hasta la década de los sesenta que una nueva familia adquiriría ese mismo predio y otro adyacente. Primero consideraron cambiar de giro e instalar un mercado; sin embargo, el desplazamiento del antiguo Bagdad se les presentó como una oportunidad de oro, y en el presente continúan protegiendo el legado del café favorito de la Merced que recibieron de manos libanesas.

La especialidad del Nuevo Café Bagdad son granos de altura procedentes de Veracruz, Chiapas y Puebla, que llegan aún verdes para ser manipulados a voluntad por la clásica tostadora del establecimiento. Además de su brebaje distintivo otra cosa es cierta sobre el Bagdad, y es que hornean los mejores panqués del Centro Histórico: chocolate, naranja, de elote y frutos rojos están en constante rotación. Recomendamos acompañarlos con un intenso espresso achocolatado, el clásico levanta muertos del lugar.

Panque de chocolate de la casa en Nuevo Café Bagdad.

Con más de 70 años de tradición, el Nuevo Café Bagdad es una parada obligada tanto para los asiduos visitantes de la Merced, como para aquellos que recorren los rincones del barrio por primera vez. Está ubicado en el número 4 de la Plaza Juan José Baz, a tan solo unas cuadras de las estaciones de metro Merced y Pino Suárez. Abre de lunes a sábado de las 8:00 a las 19:00 horas, su menú de comida corrida cambia todos los días, y mantiene costos bastante accesibles (entre $60 y $70) para los comensales. Sus redes sociales no están del todo actualizadas, así que la sugerencia es que lo visites directamente para que experimentes de primera mano la magia y el aroma del Bagdad. Todo un clásico de la capital.

 

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