En la colonia Juárez, donde las calles aún guardan el eco de antiguas conversaciones y los edificios parecen contar historias propias, hay un lugar que no necesita anunciarse con luces ni letreros llamativos. Se trata de Mondello, una pizzería que aunque discreta en Milán 44, se hace notar apenas cruzas la entrada y te das cuenta que estás ante algo único e irrepetible.

Al entrar, se percibe algo inmediato: el aroma a masa recién horneada que parece envolver cada rincón. No hay distracciones innecesarias: madera, ladrillo expuesto y un horno de leña que trabaja como el corazón del lugar, es todo lo que se necesita. Las mesas esperan a los visitantes con la sencillez de quien sabe que lo importante está en la comida, y tal vez no en la decoración o en la pretensión de un lugar con inversión de miles de pesos. Es un espacio que invita a quedarse, a charlar pausado y a disfrutar del momento.
Mondello tiene un compromiso con la pizza napolitana que se percibe en cada detalle. La masa, fermentada lentamente, alcanza la textura perfecta: aireada en los bordes, suave en el centro y ligeramente ahumada por el horno. Cada pizza se arma con cuidado, dejando que los ingredientes se complementen sin imponerse. Tomate fresco, mozzarella cremosa, albahaca, compota de higo, pesto y parmesano, ingredientes frescos que se desprenden en aroma a la primera mordida; todo se equilibra como si cada una de las recetas hubiera sido ensayada durante años.

No se trata de innovar con exageraciones ni de reinterpretar lo clásico: Mondello apuesta por la autenticidad. Cada bocado recuerda que una pizza bien hecha no necesita artificios para impresionar. Aquí, la sencillez se convierte en lujo, y el sabor en la verdadera protagonista. Además, hay un compromiso por mejorar cada parte del proceso: una de las sorpresas del menú es que las orillas que terminan por sobrar, se convierten en un snack ideal para la sobremesa con un aderezo preparado especialmente para la ocasión.
El lugar también tiene un ritmo propio. Mientras algunos llegan en pareja buscando una cena tranquila, otros vienen en grupo, compartiendo varias pizzas, riendo y dejando que la conversación fluya al ritmo del horno. Afuera, la Juárez sigue con su tránsito habitual, pero dentro se siente un respiro, un espacio donde el tiempo parece suavizarse y donde comer se vuelve un acto de disfrute y pausa.

Mondello no se limita a una sola receta. Los menús rotan según temporada, respetando siempre la calidad de los insumos. Ingredientes locales y algunos importados de Italia se combinan para mantener el equilibrio entre tradición y frescura. Cada plato, desde la clásica margherita hasta las opciones más elaboradas, busca la misma meta: un sabor honesto y memorable. Pero no solo es la pizza lo que deslumbra: hay risottos y pastas que bien pueden habitar los mejores de nuestros sueños, y clásicos italianos como la famosa Caprese, que es un apapacho para quienes encuentran en las ensaladas la frescura necesaria para acompañar tanta harina.
Al final de la comida, cuando las manos dejan la pizza y los ojos buscan algo dulce, los postres llegan con la misma discreción que caracteriza al lugar. Tiramisú, helado artesanal o dulces sencillos completan la experiencia sin robar protagonismo a la pizza.

Salir de Mondello es volver a la calle con el recuerdo del aroma y la textura de la masa. Es saber que en medio de la ciudad, entre edificios antiguos y faros que parecen dormidos, existe un rincón donde la pizza no solo se come: se aprecia. Y que, por unos instantes, uno puede dejar que la Juárez se vuelva un poco más lenta, un poco más amable, mientras una pizza caliente sigue recordando que lo simple puede ser extraordinario.
Milán 44, Juárez
Martes y domingo | de 1 a 9 pm
Jueves | de 1 a 10 pm
Miércoles, viernes y sábado | de 1 a 11 pm