Quizás es la iluminación – suave, casi íntima, o la madera de la barra y la pared, las mesas naranjas o la barra con aquella lámpara vintage que tienen que hace Fierro se sienta tan acogedor, como entrar a un lugar que ya habitaste y donde te sientes de cierta forma, en casa. O simplemente la sensación de que aquí no hay un orden rígido —solo ganas de compartir.
Detrás de esta cantina de sabores norteños, está la propuesta gastronómica de la chef Lucía Cañas quien bajo sus propias palabras aclara: “No se trata de servir platos regionales, aquí está más bien la esencia y la cultura gastronómica de Monterrey y la región del norte”.
Mi reputación como amante de los martinis llegó a sus oídos y me recibieron con un martini Vesper. La receta perfecta para entrar en mi corazón. La copa estaba crisp, recién salida del congelador, lo que hizo la experiencia de tomarlo aún más perfecta. Tenía la mezcla exacta de ginebra y Lillet Blanc. Y para mí, no hay mejor forma de empezar una noche.
La carta es compacta y directa, perfecta para el tipo de restaurante que busca trasladar honestamente la cocina del norte a la capital. Hay empanada de machaca, mejillones con chorizo, carne y pollo asados, tacos de barbacoa, mojarra y crudo de pescado. No es un menú que te complica y confunde con qué pedir, es más bien hecho para disfrutar. Directo.
Ahora: incluso si eres veggie como yo, hay platos que funcionan y sorprenden, porque seamos honestos, no todas las ensaladas son buenas. Pero aquí sí y hay opciones:
- Ensalada Fierro (solo pídela sin el aderezo de machaca)
- Ensalada de tomates
- Ensalada verde
- Papas Galeana: que a mi gusto fue el verdadero platillo ganador (si sabes, sabes).
Pedimos varias cosas al centro, sin prisa, porque de verdad la naturaleza de la arquitectura y la decoración de invitan a quedarte, a pedirte otra copa, y obvio, a entrarle con muchas ganas a la sección de los postres. Que aquí hay una sola cosa que necesitas saber: tienen helado de gloria. No lo cuestiones. Pídelo y listo.
Para terminar de amarrar esta experiencia, cerramos con un par de vermut en las rocas, (Holgazpan, mucho más dulce y fresco que el de la casa). El tipo de cierre que nos hizo querer quedarnos otro rato… y pedir otro helado. Pero ojo: Fierro es un lugar al que igual te recomiendo venir para que explores la barra en la que se sirven destilados 100% mexicanos: Ginebras locales, whiskys y una propuesta de destilados de agave –menos conocidos, pero igual de emocionantes– como la raicilla de Jalisco, el sotol de Chihuahua, bacanora de Sonora, el pox de Chiapas, y más sorpresas que estoy segura te encantará disfrutar.

Fierro funciona igual de bien para una cita en la que quieres enamorarte que para una noche de solteronas sentadas en la barra, pidiendo vino y dejando que la música haga lo suyo.
Uno entra a “probar” y termina quedándose. (O regresando).
Marsella 53, Juárez
Martes y miércoles de 2pm a 11pm; jueves, viernes y sábado de 2pm a 1am y domingo de 2:00pm a 7:00pm.
@fierrocdmx