Donde sea, la comida siempre será estado de tregua. Por más lejano que un lugar sea, este se puede conocer o querer por medio de su cocina. Rusia es uno de esos lugares, y quizás por esa lejanía no hay mucho en la ciudad, pero lo que tenemos son algunos rincones rusos con comida exquisita que quienes conocen ya aman. La comida rusa puede llegar a ser incluso bastante familiar: los ingredientes principales son simples y accesibles, conocidos entre los mexicanos, como papa, zanahoria, cebolla, ajo, pimiento, perejil, col, pepino, jitomate, pollo y res. Esto es reflejo de ese territorio grandísimo, cuyos límites geográficos han sido históricamente difusos. Incluso muchos de los platillos que se comen en ese país son originalmente de otros países. Por ejemplo, el Plov y Manty son uzbekos pero no existe ni un ruso que no los conoce o la sopa Borsch, que viene de Ucrania.

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1. Kvartika (o Soviet&co)

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En la carta de este restaurante, cuyas anfitrionas son dos hermanas de la República Rusa de Karelia, hay empanadas, sopas, ensaladas, platos fuertes, crepas que se llaman blinis en ruso. Los platillos estrella que se preparan en su diminuta cocina son el shawarma, borsch, las empanadas fritas belyash y chebureki, la ensalada rusa, el pelmeni y la cerveza Baltika.

Tienen el especial de la semana que se ha vuelto bastante popular entre los vecinos: una comida corrida que se sirve hasta las 5 pm, con sopas y shawarmas, que allí llaman “come como ruso”.

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2. Kolobok

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En Kolobok, ya sea en la Santa María la Ribera o Universidad, recomendamos pedir canapés mixtos, sopa borsch y ensalada mimoza. Aunque tienen un menú muy completo: el clásico gulyash, pescado frito, pollo a la Kiev, befstroganov, y algo como 6 sopas distintas, entre las cuales hay una borscht roja memorable. Casi siempre hay fila para entrar porque es muy pequeño y rico, pero vale la pena formarse. O mejor, lleguen temprano (y guarden espacio para el pastel de miel). Para los más experimentales, las bebidas fermentadas.

También tienen una tienda de objetos rusos –y se agotó la mascota del mundial.

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3. Art café: El cuento ruso

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Estos restaurantes son pequeñas embajadas de su país. El cuento ruso lo es a su manera: la literatura tiene un lugar muy importante en la vida de los rusos y por eso su nombre. Este restaurante, que también es muy pequeño, tiene mucho de fonda mexicana. La señora Elena Aleksandrova cocina especialmente bien las empanadas o los postres: ya sea el syrniki que es como una crepa de queso, o el medovik, el pastel de miel.

También tienen mucha cerveza. La baltika 9, que es muy oscura tiene más de 8 grados de alcohol.

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