Poco se sabe de la historia de los inmigrantes coreanos en México. Pero sí sabemos que en 1905 llegaron a la península de Yucatán trabajadores y campesinos de Corea para labrar los campos de henequén. Algunos se trasladaron a la Ciudad de México, donde se desempeñaron en diferentes negocios: comercio de telas, producción de artesanías, talabarterías y zapaterías, pero su gastronomía, ese suculento secreto de la cultura coreana, permaneció escondido en casa.

Durante esa década del siglo, compañías transnacionales de origen coreano, como Daewoo, Samsung y Hyundai, llegaron a establecer sus oficinas a la Ciudad de México, lo que amplió el mercado para la cocina coreana. Así se abrieron pequeños locales y supermercados en la colonia Juárez. De unos años a la fecha, esa colonia se conoce como Pequeño Seúl, en referencia a la oferta asiática de comida y a los muchos coreanos que viven ahí. En menos de 15 cuadras, uno puede encontrar fantásticos templos dedicados a la parrillada coreana. Uno de ellos, Na De Fo, por ejemplo, ofrece la auténtica experiencia coreana de preparar en la mesa tu propia parrillada, con el carbón al rojo vivo en el centro y un simpático sistema de ventilación. Desde luego, todo se acompaña con el tradicional kimchi y hay también un menú que incluye guisos y sopas de sabores fuertes y picantes. No es el único pero sí uno de los más concurridos. Sin embargo, esta gastronomía, todavía joven, no ha dado el salto a la alta cocina.

comida coreana

Sin duda, las tres migraciones asiáticas (de China, Japón y Corea) han dejado su huella en la Ciudad de México y han motivado la curiosidad de otros cocineros. Josefina Santacruz abrió Ma Pei en 1999, un bistró asiático en el que ofrecía rollitos primavera, tacos de pato, dumplings y sopas thai. Fue una oferta adelantada para su tiempo y cerró. Quince años después, con comensales ávidos por conocer más sobre la comida asiática, se asoció con Sesame, un restaurante de comida informal para compartir los sabores de Asia. Los platillos que más piden en su restaurante son los buns, los bollos chinos con cerdo braseado, los tacos de lechuga y res de Sichuan, el pad thai y los dumplings. Es una oferta que no se limita a una nacionalidad, pues incluye otros sabores asiáticos.

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Recomendamos los siguientes 3 lugares para degustar la deliciosa, casi onírica, experiencia de la gastronomía coreana en la Ciudad de México.

Na De Fo:

Es uno de los pocos restaurantes coreanos donde, a pesar de consistir de un equipo enteramente coreano (que, a saber, ha permanecido bastante “cerrado”), son amables, e incluso amigables, con los mexicanos. La especialidad es el barbeque o gogigui, que es una variedad de carnes (marinadas y jugosas) y verduras a la parrilla que se cocinan en la propia mesa. Una delicia donde las haya. Lo que destaca en Na De Fo es la calidad de la carne y de las entradas típicas o banchan (cortesía de la casa) que te reciben al llegar: ensalada de pepino y espinaca, germinado y kimchee, que es col china fermentada y sazonada.

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Biwon

 Aquí hay que probar el yangnyomgaibi: una costilla de res angus que se cuece a la parrilla, en tu mesa, junto a champiñones y otras verduras de guarnición. El sitio es sencillo, puedes estar en el área del restaurante o, si vas con mucha gente, puedes pedir una mesa privada y vivir toda la experiencia de un banquete real, como ellos le llaman.

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Young Bin Kwan

El menú es intimidante, pero el barbeque de carnes marinadas es realmente excelente. Además se acompaña con alrededor de 7 ensaladitas diferentes y kimchis. Los meseros están dispuestos a explicar cada detalle de la carta y son rápidos como taqueros. Pide una agüita de arroz de postre.

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