puertas del paraiso
12 de noviembre 2018
Por: Carolina Peralta

Las Puertas del Paraíso: un lugar impecable para comer y que (si quieres) te arma canastas de picnic

En la San Miguel Chapultepec está Las Puertas del Paraíso, un nuevo lugar con excelentes sándwiches, té y repostería de La Ruta de la Seda que te arma canastas para llevar al bosque de picnic.

En la San Miguel Chapultepec hay un nuevo lugar que se llama Las puertas del Paraíso y podemos decir que es estupendo: es pequeño, tiene muy buen café y té, excelente pan (de La Ruta de la Seda) y quiches y sandwiches que no tienen pierde. Todo es orgánico, local y hecho con cuidado. Es el mismo cuidado que identifica al Café Ruta de la Seda.

Muchos consideran que la repostería de la Ruta de la Seda es la mejor de la ciudad, y Puertas del Paraíso es una pequeña embajada de aquella, pero con su propia personalidad. El matcha es la especialidad de la casa –hay quienes cruzan la ciudad por su pastel Kioto, de matcha–. Tienen concha de hoja de aguacate (que sabe un poco a anís), de jamaica, matcha, vainilla. Y otro favorito,  el Spleen, que es un pastel de flores de lavanda y cremoso de vainilla.

El café de Puertas del Paraíso es mexicano y cada taza de café que el barista prepara es diferente: para saber qué tipo de molienda o método va a usar, primero aplasta el grano del café con un dedo y así sabe como viene. Pero los tés y tisanas son un maridaje impecable a cargo de Leticia, sommelier de La Ruta de la Seda.

Todo viene de La Ruta de la Seda, y eso ya es garantía. Entre los sandwiches tenemos uno favorito (por siempre <3): el cubano, que ellos llaman Fellove (en honor al cubano Francisco Fellove): lleva lo de una torta cubana pero con los mejores ingredientes. A la hora de la comida, uno puede pedir un paquete muy conveniente: torta, ensalada, copa de vino y café por 200 pesos. Uno se lo come mientras suena la canción más conocida de Fellove, Mango mangüé –u otras canciones de su selección musical muy bien cuidada. Además de las “comidas corridas”, en  Puertas del Paraíso arman unas canastas para picnic para llevar al bosque, que está a media cuadra. El paquete lleva el vino y sandwiches, el pan y café que uno quiera,  un mantel, copas de plástico, bolsita de basura y todo lo necesario.

Todos en este diminuto lugar están comprometidos con el espacio, la comida, la atmósfera. El servicio es excepcional; quieren que sea un lugar de vecinos, de personas que quieren lo que ellos quieren: lo local, lo bien hecho.

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