1. Espacio de Experimentación Sonora (EES)  en el MUAC
El lugar es un rincón del Museo Universitario Arte Contemporáneo, un cuartito que no figura mucho ni en el catálogo de programación ni en el espacio físico, pero ésa es parte de su belleza. El Espacio de Experimentación Sonora de la UNAM conforma un lugar para la creación, producción y reproducción de piezas de arte sonoro, donde uno entra y se aísla por completo del mundanal ruido para envolverse en algo más.

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El diseño y la construcción estuvieron a cargo de Spickatto Studios y se estrenó en 2010 con Cubo 1, una obra del maestro Antonio Russek. Desde entonces, muchos de los mejores compositores de arte sonoro han diseñado alguna pieza para este recodo acústico que se adapta y responde a diversos ambientes sonoros. Y todo huele a cedro blanco.

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2. Bosque Sonoro en Chapultepec

En uno de los jardines exteriores del Bosque de Chapultepec, está el Bosque Sonoro, a saber: un sistema multicanal de ocho bocinas de alta fidelidad en medio de los árboles y con vista al lago.

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Foto: Federico Sánchez

El Bosque Sonoro se inauguró en 2014 con el proyecto Musgos, de Tito Rivas. El propósito de este jardín va en sintonía con la “ecología acústica”, que promueve la reflexión sobre el ambiente sonoro que nos rodea, la manera en que el ser humano interactúa con el medio ambiente por medio del sonido y cómo éste lo afecta. Se va ahí a caminar entre los árboles y sumergirse en una experiencia acusmática de contemplación sonora.

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