Inspiración Verde es una serie de artículos desarrollados por Local.mx para mostrar los proyectos medioambientales más relevantes. En colaboración con la iniciativa Perpetual Planet de Rolex, nuestro objetivo es generar conciencia, inspirar a nuevas generaciones e impulsar todas las buenas ideas que mejoran la vida en la Madre Tierra. Rolex está apoyando a organizaciones e individuos inspiradores en una misión para hacer al planeta perpetuo. #PerpetualPlanet. Para más información visita rolex.org

Muchos pequeños y grandes detalles de la vida cotidiana —desde vestir una prenda de algodón o partir un chicozapote hasta servirse un café o un caballito de tequila— se los debemos a la frenética actividad nocturna de los murciélagos. Eso asegura Rodrigo Medellín, científico mexicano laureado con el premio Rolex a la Iniciativa en 2008, quien ha dedicado décadas a estudiar a estos excepcionales mamíferos alados —tanto en laboratorio como en campo—, a crear estrategias para su conservación a largo plazo y a generar conciencia sobre la importancia de su protección.

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En el mundo hay unas 1,300 especies de murciélagos, y en México se han identificado 138, cada una con características morfológicas bien diferenciadas y funciones muy definidas. Cumplen, a grandes rasgos, con tres tareas fundamentales para el medio ambiente: primero, son responsables de la dispersión de todo género de semillas, gracias a lo que regeneran las regiones selváticas y garantizan la existencia de una gran diversidad de frutos tropicales; segundo, cumplen el mismo papel de polinización que las abejas o los colibrís, aunque en horario nocturno, y tercero, cada millón de ejemplares come, cada noche, 10 toneladas de insectos, lo que mantiene los campos de cultivo agrícolas libres de plagas.

Rodrigo Medellín discute los efectos de la polinización de los murciélagos en un cultivo de maíz. De izquierda a derecha, Carol Sierra, Fernando Gual Suárez y Samara Pérez. Foto: © Rolex/Diego Bresani

Las poblaciones de murciélagos en todo el mundo están en declive y más de 80 especies están en peligro de extinción. Además de los problemas que comparten con otros animales mientras el mundo atraviesa por un proceso de cambio climático, para los murciélagos se añade un factor de riesgo: la ignorancia humana que, convertida en miedo, los hace propensos a ataques, los confina al papel de transmisores de enfermedades o hace que la necesidad de protegerlos no se considere prioritaria.

proteger a los murciélagos
Temprano en la mañana, cientos de murciélagos emergen desde las Grutas Juxtlahuaca, de 5 km de longitud, cerca de la costa del Pacífico mexicano. Los murciélagos generalmente anidan en colonias hasta de centenas, pero una cueva grande puede hospedar colonias de miles y hasta de millones de murciélagos. © Rolex/Diego Bresani

Por esa razón, Medellín —director del Programa para la Conservación de los Murciélagos en México— insiste en informar no sólo sobre las funciones ecológicas de estos animales, sino sobre los rasgos de su dieta: son, en su mayor parte, insectívoros; el resto se alimenta de frutas, néctar y polen; un puñado de especies comen peces y pequeños vertebrados, mientras que —entre toda esta variedad— hay solamente tres especies hematófagas.

Rodrigo Medellín (derecha) y Emilio Vieyra en la última granja de agave, donde los murciélagos juegan un rol vital. El néctar de la planta de agave necesario para producir tequila y bebidas destiladas, depende de la polinización cruzada de los murciélagos. Foto: © Rolex/Diego Bresani

Hay, entre los proyectos que ha emprendido Medellín, un ejemplo clave: los murciélagos de nariz larga que se alimentan de las flores que los agaves producen como un único esfuerzo reproductivo en todo su ciclo de vida, lo que ocurre en su punto más alto de madurez. Esto, sin embargo, entra en conflicto con los procesos más tradicionales de producción de agave y mezcal, en que la cosecha ocurre justo antes de ese momento, cuando la concentración de azúcares está en su punto máximo. El enorme crecimiento de la industria ha impactado en la cantidad de alimento disponible para estos murciélagos nectarívoros que, en consecuencia, fueron reduciendo su población a lo largo de los años hasta estar en riesgo de desaparecer.

Bajo las prácticas bioéticas más estrictas, Oliverio Pérez-Facio cosecha una planta de agave. Foto: © Rolex/Diego Bresani

Medellín y su equipo se aliaron con la UNAM y el Tequila Interchange Project para crear un sello Bat-Friendly para aquellas marcas que se comprometan a dejar que entre 5 y 10% de sus cultivos de agave llegue a la fase reproductiva final. Con sólo este pequeño porcentaje se pueden garantizar los recursos para incrementar las poblaciones de murciélagos, ampliar la variedad genética de los agaves y tener un distintivo que avale el compromiso con el medioambiente en cada botella. Gracias a este esfuerzo, de hecho, aumentó la cantidad de ejemplares y pudieron sacarse de la categoría de especies en peligro de extinción.

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Laura Navarro (derecha) ha trabajado con Rodrigo Medellín en su investigación y trabajo educativo. Ella creó un personaje de murciélago femenino, Barbarita, y Valentín, un joven murciélago vampiro, usados en materiales educativos para niños. Foto: © Rolex/Diego Bresani

Rodrigo Medellín —experto en murciélagos, pero cuya pasión abarca, desde la infancia, a todos los vertebrados, desde los jaguares hasta los borregos cimarrones— continúa, junto con su equipo, la tarea de observación, documentación y contabilización de ejemplares para identificar lugares que requieren atención inmediata en alrededor de 30,000 cuevas que son hogar, en México, de cientos de miles de fantásticos mamíferos voladores.