João Campos-Silva es un biólogo brasileño que obtuvo el Premio Rolex a la Iniciativa de 2019 gracias a un modelo de protección medioambiental que podría expandirse a todo el mundo, pero que como muchas de las grandes historias que compartimos en este espacio, comenzó con una preocupación muy específica, en este caso, la gradual disminución de las poblaciones de un pez emblemático, como lo es el arapaima gigas.

João Campos-Silva en Uacari, una reserva de desarrollo sostenible. Está ayudando a revertir la pérdida de fauna amazónica. Foto: ©Rolex // Marc Latzel.

El enorme pez recorre orgulloso el río Yuruá, en el Amazonas occidental, y los pequeños lagos y afluentes conectados. Con sus tres metros de largo y hasta 200 kilos, el arapaima (Arapaima gigas) es el pez de agua dulce más grande del mundo. No sólo es maravilloso e imponente, también tiene una gran importancia cultural en la región amazónica: las numerosas poblaciones ribereñas —de vocación pesquera— lo identifican y lo quieren, lo capturan y lo consumen, lo venden y dependen de él.

De manera casi imperceptible, las poblaciones de arapaima fueron decreciendo ante los ojos de los pescadores, al grado que se encontraron con serias dificultades para encontrarlo. La captura irrestricta había hecho su parte en esta disminución, pero también —y, sobre todo— la gran explotación de los recursos de la Amazonia para cubrir las necesidades de los núcleos urbanos, la fragmentación del hábitat y otras actividades humanas.

João Campos-Silva, que había comenzado su doctorado en esta zona de Brasil, visitó más de 40 comunidades de la ribera del Yuruá en un par de años. Con el fin de preservar la biodiversidad de la región y mejorar la calidad de vida de los arapaimas, decidió echar a andar un proyecto de gestión de la pesca dónde la participación comunitaria sería crucial. En lugar de enfrentarse a grandes resistencias, Campos-Silva se encontró con que los pescadores sentían ilusión de proteger a una especie característica de este río y que ellos mismos veían diezmada.

La comunidad depende del arapaima, por lo que aprender de la investigación de João Campos-Silva (tercero por la izquierda) es vital. Foto: ©Rolex // Marc Latzel.

Se construyeron pequeñas casas de madera en la entrada de los lagos para monitorear y evitar la sobrepesca; se comenzó con un proceso de educación medioambiental dirigido a que 400 jóvenes para que obtuvieran conocimientos sobre la preservación de las especies locales, y se inició un programa de etiquetado y radioseguimiento de una treintena de ejemplares de estos peces. Además, Campos-Silva formaría a 40 pescadores en temas de vigilancia y técnicas de censo, con el fin de que cada comunidad pudiera monitorear sus propias poblaciones de arapaima de manera autónoma.

La aldea de Uakari, en la comuna de Carauari, la cual se beneficia del trabajo de João Campos-Silva. Foto: ©Rolex// Marc Latzel.

Como resultado, de 50 peces identificados en el momento de mayor preocupación, gracias al programa de gestión planteado por Campos-Silva, se alcanzaron los 4,252 ejemplares, y la cifra continúa multiplicándose. Las comunidades pronto se dieron cuenta de que la pesca responsable tiene como resultado, más pescados para venta y consumo. Los ingresos, en consecuencia, también son mayores: en promedio, cada lago produce unos 9,000 dólares anuales adicionales, lo que se traduce en construcción de escuelas y centros de salud, y también en más fuentes de empleo para las comunidades de la región. Las mujeres comienzan a participar cada vez más activamente en la economía relacionada con la pesca.

Y eso es sólo en lo que respecta a este pez gigante que es, sobre todo, un símbolo de todo lo que se puede lograr cuando una comunidad trabaja en sincronía. “Creo que la gestión comunitaria del arapaima es la herramienta más potente que tenemos para garantizar un futuro sostenible para las llanuras aluviales del Amazonas”, dice João Campos-Silva. Muchas otras especies amazónicas también se han visto beneficiadas, entre ellas los manatís, los caimanes negros, las nutrias y las tortugas gigantes, por mencionar sólo algunos habitantes de una de las regiones más biodiversas del mundo.

En las profundidades del Amazonas, João Campos-Silva y uno de su equipo miden un arapaima. Foto: ©Rolex// Marc Latzel.

El biólogo pesquero tiene como objetivo llevar este modelo de participación comunitaria a 60 comunidades que viven a lo largo de los 2,000 kilómetros del Yuruá, lo que además de seguir multiplicando las poblaciones de arapaima, también ayudará a afianzar la seguridad alimentaria de quienes dependen de los recursos del río. Este modelo de preservación que comenzó con el deseo de salvar una especie animal, considera Campos-Silva, podría ser un ejemplo que se expanda a todo el mundo.

En el río Jurua del Amazonas, João Campos-Silva y sus colegas paran el motor y reman al acercarse a los rápidos. Foto: ©Rolex// Marc Latzel.

Inspiración Verde es una serie de artículos desarrollados por Local.mx para mostrar proyectos medioambientales relevantes. En colaboración con la Iniciativa Perpetual Planet de Rolex, nuestro objetivo es generar conciencia, inspirar a nuevas generaciones e impulsar las buenas ideas que mejoran la vida en la tierra. Conoce más sobre estas Iniciativas en rolex.org. #Rolex #PerpetualPlanet #RolexAwards #InspiraciónVerde.