Si somos capaces de observar el mundo —su enorme belleza y diversidad, sí, pero también las incuestionables amenazas que sobre él se ciernen—, podremos reconocer la importancia de sumar esfuerzos para recuperar el equilibrio perdido, proteger los entornos más frágiles y salvar a las criaturas más vulnerables. La historia de la bióloga peruana Kerstin Forsberg, laureada en 2016 con el Premio Rolex a la Iniciativa, es un ejemplo, justamente, de este círculo virtuoso: el deseo de conservar una especie en peligro de extinción conduce a la protección de su ecosistema y a sumar a las comunidades que dependen de esos entornos y su biodiversidad.

La laureda Kerstin Forsberg y un colega se preparan para bucear en busca de una mantarraya. Foto: © Rolex/François Schaer.

Cuando acababa de graduarse de la carrera de Biología, con apenas 22 años, Forsberg —quien creció frente a las costas de Lima y Vancouver, llena de asombro y amor por el océano— comenzó una campaña de conservación de tortugas marinas amenazadas en el norte de Perú. En unas cuantas semanas, una centena de voluntarios locales reportaron ejemplares varados o enredados en redes de pesca. Forsberg se dio cuenta de que, más allá de dedicar la totalidad de sus esfuerzos a la conservación de la fauna, debía involucrar a la comunidad entera, ya que se trata de una zona en la que la pesca es la principal actividad económica. No basta, pues, con regular o prohibir la pesca, sino tener en cuenta a quienes dependen de los productos del mar para su subsistencia.

Con eso en mente, Forsberg fundó, en 2009, Planeta Océano, una organización que conecta a las comunidades para, en conjunto, conservar el medio marino. Además de invitar a un cambio de mentalidad en quienes ya viven del océano, la educación para las siguientes generaciones es un eje central de su labor. Se creó la Red de Educadores Marinos (Marine Educators Network), la cual tiene el objetivo de capacitar a los docentes para transmitir el amor por el mar a los miembros más pequeños de estas comunidades. Esta red, hasta ahora, se ha extendido por más de 50 escuelas de regiones costeras del norte de Perú.

La galardonada Kerstin Forsberg y su equipo en su oficina de Zorrito, Perú. Foto: © Rolex/François Schaer.

Aunque la historia, en efecto, comenzó con el deseo de Forsberg por proteger a las tortugas, fue otra especie la que se convirtió en el emblema de todo este movimiento de conservación medioambiental: la mantarraya gigante, un gran pez cuyas poblaciones se ven diezmadas por la captura de pescadores en la zona. A ello contribuyeron las imágenes mediáticas de un ejemplar que fue capturado en 2015, un escándalo que ayudó no solamente a crear conciencia sobre la fragilidad de la especie —que en promedio tiene apenas una cría en un periodo de dos a siete años—, sino también a impulsar políticas gubernamentales que prohíben su captura. Este acontecimiento también inició un cambio en la percepción de los propios pescadores que, más allá de buscar una recompensa rápida por las mantarrayas como un valioso producto mercantil, gradualmente comienzan a ver un panorama mucho más amplio en el ecoturismo centrado en la belleza de estos animales que flotan ligeros y elegantes en la claridad del mar y que hoy son el centro de las acciones de concientización y protección.

En el puerto pesquero de Puerto Pizarro, Kerstin Forsberg habla con los pescadores sobre la conservación de la mantarraya. Foto: © Rolex/François Schaer.

Para Forsberg, la conservación de esta especie icónica va de la mano con la protección de su entorno: “Trabajar con estas especies carismáticas, y comprenderlas, nos llevará a querer cuidar del océano en su conjunto. Si te importan las mantarrayas gigantes, quieres que vivan en un océano sano”, asegura. Y es ahí donde se comprende que los desafíos de protección medioambiental deben tener un enfoque holístico que, al sumar a todos, crea un beneficio mucho más amplio, capaz de cambiar la manera en que se hace conservación.

La laureada Kerstin Forsberg en Zorritos, Perú. Foto: © Rolex/François Schaer.

“Hay varias razones por las que debemos proteger el océano —dice la bióloga, quien, como parte de su labor de divulgación y educación medioambiental, ha sido también editora invitada de Call to Earth, la plataforma mediante la cual CNN, en conjunto con Perpetual Planet de Rolex, informa sobre temas clave para el planeta y publica historias inspiradoras que conducen a llevar una vida más consciente—. En primer lugar, simplemente porque el océano es fuente de vida en nuestro planeta. Ninguno de nosotros estaría aquí hoy si no existiera el océano. Nos proporciona más de 70% del oxígeno que respiramos. Nos proporciona un clima habitable. Nos proporciona recursos para la subsistencia, para nuestro sustento”.

Inspiración Verde es una serie de artículos desarrollados por Local.mx para mostrar proyectos medioambientales relevantes. En colaboración con la Iniciativa Perpetual Planet de Rolex, nuestro objetivo es generar conciencia, inspirar a nuevas generaciones e impulsar las buenas ideas que mejoran la vida en la tierra. Conoce más sobre estas Iniciativas en rolex.org. #Rolex #PerpetualPlanet #RolexAwards #InspiraciónVerde