En cada armario lo que nunca sobra es lo más sencillo: un vestido negro, una camisa blanca, un buen pantalón sastre. Tokio Taller hace de esa premisa el arte de fabricar prendas atemporales, delicadas y sensatas. Piezas con detalles de estructura elaborados pero invisibles; así como los carpinteros japoneses alcanzan la hechura más sofisticada cuando logran construir sin un solo clavo, en Tokio evitan las costuras vistosas, rígidas. Aquí cada cosa es fluida, casi líquida.

Tokio

Abril Álamo y Luis Lance crearon la marca hace casi dos años para ver la ropa que buscaban en tiendas y nunca encontraban. Prendas sencillas, de caídas suaves, colores sólidos y telas deliciosas que se acomodaran al cuerpo y no al contrario. Cada uno de sus diseños está determinado por las telas que encuentran, e ignora categóricamente las tendencias. Eso sí, rescata los momentos favoritos de la historia. Hay trajes que transportan a Annie Hall o camisas inspiradas en los uniformes militares chinos de los treintas.

En Tokio cada pieza es especial pero ninguna busca el protagonismo. Abril dice que sus prendas no disfrazan sino más bien acompañan; en su taller hacen ropa que uno puede adoptar como quiera, de líneas naturales y calidad suprema. Ahí uno encuentra eso que parece evidente y, sin embargo, no ha visto en otro lado: una camisa blanca con poquita transparencia, un vestido rojo pegado y de tirantes, uno negro todo seda que se mueve delicioso con el soplo más mínimo del viento.

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Seda con lana, algodón con seda. Pura lana, puro algodón o pura seda. Abril tiene proveedores de telas desde los rincones más perdidos del Centro Histórico y algunas importadas también. Cuando diseña trata de escapar al antojo de usar todos los recursos y regresa a lo simple pero bien estudiado. Dice que le obsesionan los cuellos, las muñecas y los tobillos. Por eso los pantalones de Tokio son un poco más cortos y las mangas de todos sus sacos acaban antes para que asomen las muñecas.

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También es importante que cada pieza dure mucho, que la tela envejezca bien. Lo anterior no habla sólo de la calidad de la tela sino de la sustentabilidad y los diseños atemporales, esos a los que uno puede volver siempre: usar todos los días o en las ocasiones más especiales.

En Tokio Taller tienen ropa del sueño más minimalista y perfecto. Hay para hombre y mujer y están empezando a fabricar botas también. Ya tienen los primeros prototipos en su showroom en la colonia Juárez, que uno puede visitar enviando un mensaje a su Instagram.

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En el mismo espíritu discreto de sus piezas, Tokio sólo tiene esa cuenta en redes y tal vez nunca abra un Facebook. Abril escapa de las ferias y nunca ha apurado un diseño para llegar a tiempo a una pasarela. Las prendas de Tokio salen cada que están listas para hacerlo en un flujo constante pero minucioso. Cada una más especial que la anterior y cada una parecida al aire.

Tokio#hechodehechos

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