Hay prendas que cubren y otras que descubren. Las de Nin Studio hacen ambas cosas: visten, pero también revelan algo de quien las lleva. En su más reciente proyecto, una performance inmersivo llamado Tether, la marca mexicana reafirma su lugar como un laboratorio donde la moda se piensa, se mueve y se siente más allá de las temporadas.

Tether no es una pasarela, sino una coreografía de vínculos: cuerpos que atraviesan el espacio influenciándose mutuamente, enfrentando obstáculos y cediendo al instinto. El escenario está vivo, las prendas también. Lo que sucede ahí no está completamente ensayado; es una obra que sucede en presente y que exige presencia.

La colección presentada durante Tether es un híbrido entre piezas ready-to-wear y selecciones clave de la temporada FW25. Nin trabaja desde la fluidez temporal, y por eso sus prendas existen más allá del calendario tradicional de la industria. Hay siluetas que se deconstruyen, textiles que acompañan el movimiento, materiales reciclados y decisiones conscientes. Todo se mueve hacia una idea de moda que no impone, sino que acompaña: una moda que escucha.

La puesta en escena también es un manifiesto: la sostenibilidad no como tendencia sino como práctica ética, circular y comunitaria. Las prendas nacen en colaboración con talleres locales y pequeños productores, utilizando stock muerto y materiales recuperados. Así, cada pieza es parte de un sistema que cuida tanto lo visible como lo invisible: los procesos, los vínculos, los tiempos.

Desde sus inicios como proyecto artístico, Nin Studio ha sido un espacio donde el diseño se expande hacia lo escénico, lo corporal y lo colectivo. Con Tether, nos invita a imaginar la moda no sólo como una forma de vestir, sino como una forma de estar en el mundo. Más libre, más conectada, más viva.