En marzo de 2020 el propietario de Loofok y socio de Loup Bar, Gaëtan Rousset, decidió mudar su bodega de vinos naturales a Laguna, una antigua fábrica de textiles remodelada que alberga distintos proyectos creativos en la colonia Doctores.

Habiendo crecido con vino siempre presente en su mesa, Gaëtan es originario de Lyon, Francia, y conoce bien a su país adoptivo: llegó a México por primera vez en 2002, para ir y venir en varias ocasiones, hasta finalmente afincarse en 2013. No siempre se dedicó a comercializar vino, no es enólogo, no es catador, tampoco es chef, es un gran aficionado a los vinos, pero ha estudiado y aprendido de libros y agricultores, de dueños de viñedos y vendedores, y sobretodo ha confiado en su paladar y en su intuición.

Una visita a una feria de vinos naturales en París lo animó a buscar la forma de comenzar a importar vinos naturales a México, así comenzó la historia de Loofok. Gaëtan vio el renacimiento de los procesos antiguos, de los pequeños productores haciendo bebidas sin aditivos, sin sulfitos, con producciones pequeñas, cosechando la uva a mano, confiando al cien por ciento en la naturaleza, con la alquimia como única técnica. Gaëtan quería encontrar en México esos vinos que tanto le gustaban, así que comenzó a trabajar una idea para poder importarlos y venderlos. Sin embargo, vender vino no es lo mismo que vender vino natural.

México es un gran mercado para la cerveza y los destilados, pero no siempre lo fue para el vino de mesa. Si Gaëtan hubiera comenzado su negocio hace 10 años, posiblemente hubiera quebrado, sin embargo fundó su importadora en un momento perfecto. Según un estudio hecho por la Embajada Española, en México el vino ha incrementado sus ventas un 8% anual durante los últimos cinco años, además de que la producción vinícola nacional es tan reducida que no alcanza a cubrir las ganas de muchos de beberse una copita diaria, haciéndolo un gran importador.

Cada día hay más personas preocupadas por consumir productos limpios, y eso es precisamente Loofok: vinos naturales donde la vid crece sin ayuda de químicos y la fermentación de la uva no se acelera con nada. De eso se trata el “renacimiento” al que se refiere Gaëtan, de una vuelta a lo de antes, a la llegada de los grandes viñedos con millones de botellas, con sabores estandarizados e importaciones masivas, de la Rioja al todo el mundo.

“El vino natural es costoso”, dice Gaëtan, y su precio se eleva porque su elaboración es meticulosa y está llena de riesgos. Un productor hace pocas botellas, cada temporada será distinta a la anterior, cada bebida tendrá características propias del año en el que se concibió. Gaëtan como el distribuidor de estas botellas únicas hace la labor de conocer a sus productores, visitar los campos donde crecen sus plantas, beber sus vinos y apreciarlos.

Loofok comenzó con cinco viñedos y varias cajas guardadas en la cochera de su casa, y fue tocando la puerta de los restaurantes con una botella bajo el brazo; hoy en día trabaja con casi 50 productores ubicados en muchos lugares de Europa: Francia, República Checa, Italia o hasta Georgia.

La apertura de Loup Bar en 2017, junto con el chef Joaquín Cardoso, le brindó un escaparate que coincidió con un mercado de jóvenes con ganas de probar vinos distintos. Actualmente es posible comprar sus vinos naturales en Loup Bar y en tiendas especializadas como Escorpio, en la colonia Juárez, así como en varios de los mejores restaurantes de la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara. Dentro de la bodega en la Doctores ha comenzado a hacer catas y eventos especiales, solo basta ponerse en contacto con un correo electrónico para obtener más información, y por qué no, varias copas de vino.

 

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