En 1933 Miguel Yudovich empezó este negocio de charrería en Pino Suárez. Luego La Herradura pasó a su hijo Efraín, quien hace 30 años mudó la tienda a Ejército Nacional. Hoy Ari, tercer generación de la familia, lleva las riendas de la talabartería atendida por los mismos empleados de toda la vida. Al entrar, se respira en el aire ese trato familiar fundido con el perfume a piel curtida de la liturgia del equino, uno se olvida que está en Polanco y no en el rancho grande.

talabartería

El lugar está abarrotado de sillas de montar, sombreros y botas en todos los estilos; si no aparece la talla correcta se puede mandar hacer camisas charras a medida. Espuelas, guantes, rebenques, pomadas para tratar artículos de piel, haber hay de todo. A continuación, los ítems de jinete rural que conquistaron nuestros caprichos de ciudad.

1. Puntas para cuellos

talabartería

Tienen clip o tornillito que se ajusta por detrás y sirven para decorar blusas y chamarras de mezclilla. Los más elegantes $250, los chatos $150

 

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2. Dijes varios de la caballería 

La Herradura

Botitas y herraduras miniatura para llevar al cuello $75

 

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3. Pins cubrebotón 

La Herradura

Con un sistemita por detrás que adosa el pin al botón y lo decora $150

 

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4. Chapeta para sombrero

La Herradura

Tiene un tornillo por detrás para pegarlo al sombrero, eso sí, hay que agujerearlo. El par $400

 

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5. Botas de montar de piel

La Herradura

Con suela de goma que se puede usar perfecta en ciudad $2,000

 

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6. Hormador de botas

La Herradura

Este extraño adminículo es ideal para guardar (y hormar) botas de caña alta sin deformarlas $200

 

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7. Sombreros de lana

La Herradura

Varios colores y modelos $600

 

.8. Cinturones piteados

La Herradura

Los bordados con hilo de algodón $450. Los bordados con hilo de pita (fibra de maguey) desde $ 1,300

 

.9. Botas paddock de piel

Paddock se llama el área del hipódromo donde se prepara al caballo antes de la carrera. Hay varios colores y modelos por $1,200

La Herradura

Ari Yudovich extiende la mano para despedirse. ¡No´mbre! ¿Que qué hace? Que allá de donde uno viene se saluda en la mejilla.

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