Fuego Bazar
22 de septiembre 2019
Por: Lucia OMR

Fuego Bazar: ropa vintage, noventera, erótica, agresiva, dulce y fácil de usar

Fuego Bazar es una tienda de ropa vintage en la Narvarte que propone una alternativa de consumo y de comunicación visual muy auténtica.

Claudia Oliva y Armando Garcés son pareja, ambos obsesivos de la ropa retro y lo noventero, el material de archivo y la comunicación visual. Viven en un departamento en la Narvarte: la cápsula explosiva desde donde operan Fuego Bazar, una marca de ropa vintage que es exquisita, urbana, arriesgada y con una propuesta que va más allá de la moda. El estilo Fuego es principalmente noventero, retro, erótico, street, agresivo y al mismo tiempo fácil de usar.

Fuego Bazar teje su
comunicación
de moda
con discursos
sociales,
culturales,
de archivo,
medio ambiente y
feminismo.

Hace poco más de un año, Claudia unió fuerzas con su amiga Amaranta  –que ya tenía una marca de vintage– y juntas crearon esta iniciativa de discurso múltiple. Por un lado, la idea era bajar el lenguaje de la moda a un lenguaje mucho más accesible para la gente, más coloquial, más urbano, en donde uno se vea reflejados. Por el otro querían crear incentivos para expandir la consciencia no solo de la preservación del ambiente a nivel ecológico, también del discurso social de la moda. La industria del fast fashion es una industria de explotación principalmente a mujeres y a menores de edad que es realmente muy dañina, y al comprar ropa hay que saber todo esto.

Antes de empezar Fuego Bazar, Armando Garcés hacía series de video independiente para Publiko. Claudia Oliva era editora para la revista Algarabía y después para el periódico Milenio. Cuenta que en este medio sufría por varias cosas, entre ellas por ser mujer y por lo tanto tener poca libertad de expresión. Después de esta crisis y en medio de las elecciones renunció al sistema laboral de oficina como un manifiesto para crearse una opción alternativa de trabajo y de consumo. Así, Fuego Bazar surge como una alternativa simultánea, tanto para los consumidores como para los productores detrás de la marca, que buscan tener tiempo para desarrollar otros proyectos personales y difundir discursos alternativos de comunicación. A parte de llevar Fuego Bazar, Claudia tiene varios proyectos de erotismo y post porno con un colectivo de mujeres que generan material para llenar las redes. Están haciendo su primer film de post-porno para el festival Anormal. También tiene una página de memes feministas que se llaman la pika fresa.

Al final de cuentas, marcas de vintage hay muchas y todos tenemos más o menos la misma ropa. Pero la consciencia de los conceptos que se están generando a partir de esta forma de consumo es importante. Para Claudia, el material de archivo y el vintage tienen muchísimo en común, ambos generan consciencia histórica y de consumo, y por eso es importante consumir y ver fotografías distintas, cuerpos distintos, cambiar lo que estamos acostumbrados a consumir visualmente (síganlos en Instgram)

Ahora, mientras Claudia hace la increíble comunicación, Armando se lanza a escarbar, comprar y seleccionar la ropa en bazares, tianguis y mercadito como a San Felipe, El Salado, Santa Cruz y al Estado de México. Sus precios son muy accesibles en comparación a casi todas las marcas de vintage, están entre 150 y 350 pesos lo más caro.

Showroom

Puedes visitar su showroom (que está en la azotea de su lindo edificio en la Narvarte) cualquier día de la semana, pero es por cita. Síguelos en redes, pues pronto harán su página de venta y todo el tiempo están haciendo fiestas fogoneras en la azotea.

 

 

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