Tlacuilo es un experimento social que promueve la idea del préstamo de libros a domicilio para compartir más cosas y comprar menos. La virtud de este modelo de biblioteca es que muchos tienen (tenemos) joyas literarias en casa que podrían ser una experiencia increíble para otros también. Y compartir es una de las formas de mejorar el mundo. 

Tlacuilo

Pedro reyes en Tlacuilo

La biblioteca funciona con base en la absoluta confianza al usuario, y por eso para pedir prestado un libro o un objeto (también prestan vinilos, DVD, VHS, cassettes y demás formatos olvidados, ¡además de los aparatos para reproducirlos!), lo único que tienes que hacer es:

1-Consultar su catálogo en Instagram o en Library Thing;

2- preguntar por mensaje directo sobre los títulos que te interesen, te dirán si están disponibles y por cuánto tiempo puedes tomarlo prestado;

3- coordinar que recojas tu pedido en la sede de Tlacuilo en Coyoacán o por medio de un servicio de mensajería;

4- coordinar la devolución de los materiales y hacerte responsable por pérdidas y daños sobre el objeto.

Antes de ser un modelo de préstamo, Tlacuilo era la biblioteca privada del artista mexicano Pedro Reyes. Luego, en 2019, pensó que en lugar de que su colección de libros (excepcional y rara) se llenara de polvo en los estantes, podría darle una nueva vida si la ponía en circulación. Así que la volvió pública. 

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“Muy seguido las bibliotecas entienden mal su misión y se enfocan en preservar los materiales en vez de ponerlos en circulación. A mí lo que más me ha ayudado en la vida y carrera ha sido el acceso a acervos de información y quien los tiene debe facilitarlos.” 

Abrir su biblioteca personal al público ha servido para persuadir a otras bibliotecas privadas a también a prestar sus libros, en especial libros raros, libros que difícilmente encontrarías en tu biblioteca de confianza y que, por lo demás, sería caro. 

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“La idea es expropiar la información y que pasemos de ser dueños a ser los guardianes de libros y objetos públicos.”

La red de bibliotecas que inició Tlacuilo

Tlacuilo ya está comenzando a expandir su red a otras bibliotecas, tanto institucionales como privadas. La que más nos emociona es la del gran Conlon Nancarrow: una fantástica biblioteca que nadie había visto desde su muerte en 1997. 

También están disponibles para préstamo una selección de la biblioteca del estudio Tezontle y una de la curadora Julieta González (Museo Jumex). Muy pronto tendrán una de la Fundación M, antes Alumnos 47, y así seguirán expandiéndose a distintas bibliotecas que estén dispuestas a sumarse al experimento. 

De momento tenemos acceso a todo Tlacuilo desde Instagram, pero están creando, junto con Estudio Herrera, que lleva ahora su identidad gráfica, una plataforma propia.

Ediciones cartoneras de libros viejos y extraordinarios

Tlacuilo

El interés principal de Tlacuilo son los libros raros y de difícil acceso, por ello están empezando a crear ediciones “cartoneras” (fotocopias con portadas de cartón) de libros frágiles o irremplazables para que el usuario pueda disfrutar del contenido sin poner en riesgo el objeto precioso de alguien más. Por ejemplo, ahora puedes disfrutar del libro que escribió O’Gorman sobre la técnica de los frescos de Diego Rivera. El original es de la colección de Tezontle y es ya una reliquia que permanece resguardado en su repisa.

Que la información, la estética y la experiencia lectora no dejen de circular.