No cabe duda que hay hallazgos urbanos que a uno le devuelven la ilusión casi infantil de vivir en la Ciudad de México, como la noticia de que hay un Sputnik original colgado del techo de un museo en Lindavista. Sí. Uno de los prototipos o copias del satélite que los soviéticos lanzaron a la órbita de la Tierra está en México.

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Edificio Constelaciones del Politécnico Nacional. ©Arquitecto Saúl Díaz Godínez.

Según Wilder Chicana, el astrónomo encargado del museo y planetario del Poli, hubo, hace 60 años, tres modelos de ese primer satélite humano que cambió para siempre la forma de la ciencia y la educación en el mundo. El Sputnik era una esfera brillante de aluminio, magnesio y titanio, equipada con lo mínimo esencial para un vuelo espacial: un transmisor de radio, una batería y un ventilador. Con sus cuatro antenas alargadas, el Sputnik parecía un insectoide… y así se le llamó aquí: el “bicho espacial”.

La Unión Soviética lanzó uno de estos modelos, el preferido, desde Kazakstán, el 4 de octubre de 1957. Los otros dos quedaron varados en Tierra: uno en Rusia y uno en la Ciudad de México.

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Prototipo de Sputnik 1 en el museo.

Nuestro Sputnik, anónimo, con prótesis de antenas porque las originales se “perdieron” en algún momento, cuelga del techo del Edificio Constelaciones que es parte del Politécnico Nacional, al norte de la Ciudad de México.

Ray Bradbury lo dijo como nadie: [El Sputnik era] aquella estrella que se movía impetuosamente de un lugar del cielo hacia el otro, era el futuro de toda la humanidad… Aquella chispa en el cielo hizo inmortal a la humanidad.

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