Se dice que quien llegó a ver el mural de ‘El regreso de Quetzalcóatl’, dentro de Ciudad Universitaria, pudo apreciar el efecto óptico de que la embarcación protagonista de la composición, flotaba en el agua. Este fantástico mural es autoría de José Chávez Morado, y aún es posible verlo en UNAM.

‘El retorno de Quetzatcóatl’ en 1960.

Durante los años 50 el pedagogo, artista y profesor de la universidad, realizó un trío de piezas muralísticas en UNAM: ‘La conquista de la energía’, ‘La ciencia y el trabajo’, y ‘El retorno de Quetzalcóatl’; este último fue concebido para ser contemplado a lo lejos al estar colocado sobre un espejo de agua en el entonces Auditorio de Ciencias.

Proceso de elaboración del mural El retorno de Quetzalcóatl, ca. 1952
Foto Saúl Barbosa, AFMT, IIE – UNAM.

Terminado en 1952 en mosaico veneciano, ‘El retorno de Quetzalcóatl’ se encuentra en el muro norte de lo que ahora es el Auditorio Alfonso Caso. En su momento, la planeación de la pieza representó un reto “porque, hasta ese momento, el muralismo se había trabajado en edificios construidos y a partir de ahí se escogía algún muro para hacer la obra mural. [‘El retorno de Quetzalcóatl’] se trabajó en conjunto con los arquitectos de Ciudad Universitaria”, explica Jorge Alberto Barajas Tinoco, del Posgrado en Historia del Arte de la UNAM.

Proceso de elaboración del mural El retorno de Quetzalcóatl, ca. 1952
Foto Saúl Barbosa, AFMT, IIE – UNAM

La obra dedicada a la deidad prehispánica acompañada de siete hombres que representan a las civilizaciones más antiguas del mundo, mide 12 por 4.5 metros y se escogió realizarlo en mosaico esmaltado para que pudiera soportar las inclemencias de estar al aire libre. El taller de la familia Perdomo en Cuernavaca, fueron quienes proveyeron de los mosaicos a Chávez Morado y su equipo, sin embargo lo hicieron con extrema cautela: “Los dueños del taller eran muy celosos con las recetas, con los pigmentos y todo eso. Chávez Morado no estaba ahí poniendo los mo­saicos, vinieron a colocarlos la propia gente del taller”.

Este mosaico veneciano es el usado en albercas, y en algún momento Diego Rivera lo utilizó para el Teatro de los Insurgentes. “Ciudad Universitaria fue una especie de laborato­rio de experimentación para los muralistas y para los arquitectos involucrados”.

José Chávez Morado, El retorno de Quetzalcóatl, 1952-1953, mosaico esmaltado. Foto Martín Vargas. AFMT, IIE – UNAM.

Los alrededores del mural fueron modificados en 1977, pues las instalaciones se transformaron para alojar al posgrado de Arquitectura y se construyó un nuevo edificio que cambió radicalmente la vista a distancia de la composición de Chávez Morado.

“Debió ser muy impresionante verlo sin todas estas modificaciones que se hicieron a lo largo de los años. En el Archivo Histórico de la UNAM hay unas fotos muy bonitas del campus central, donde se puede ver a la distancia y que era bastante impresionante”.