Pabellón Coreano
26 de abril 2018
Por: Carolina Peralta

El Pabellón Coreano, un pedazo de bosque sólo para mayores de 60 años

Este lugar le da la bienvenida a la tercera edad. Constituye una excepción del paisaje citadino que festeja, por una vez, no un antídoto contra la vejez. El Pabellón Coreano es un rincón que invierte los papeles del saber occidental. Aquí, ser mayor de 60 es gozar de un privilegio y ser menor, toda una incomodidad.El

Sobre Avenida Reforma está el Pabellón Coreano de Chapultepec. Desde la calle se ve una mini réplica de una pagoda coreana entre muchos árboles y lagos, pero aunque esté tan a la vista, sobre una avenida tan transitada, es lo más cercano en esa zona a la paz. Al llegar al portón sobre Avenida Chivatito, un cartel anuncia que estamos por entrar al Jardín de la tercera edad Euquerio Guerrero.

La réplica de la pagoda fue un regalo que Corea del Sur le regaló a México en plan de amistad y diplomacia internacional en 1968. Fue construida pieza por pieza, y en 2005 la tuvieron que refaccionar por los males intrínsecos de vivir al aire libre en esta ciudad. Ahora está perfecta.

El Pabellón Coreano funciona como una especie de club privado que refleja la visión oriental, budista, de la vejez, donde las personas puedan encontrar paz en un espacio sencillo, no forzado e informal. El acceso es exclusivo para mayores de 60 años. Para poder pasarse la tarde entera allí, el Pabellón Coreano pone al joven contemporáneo en disyuntiva, lo devuelve a aquel primer deseo de la niñez de querer ser más grande.

Apenas entrando hay una sección de canto y baile, y de lejos, sin querer molestar, vimos cómo un grupo de gente aplaudía y o bailaba sin miedo a desafiar al bastón. Adentrándose en el parque hay paseos entre los árboles y un Jardín de Arte con esculturas (hay una escultura de nuestro favorito, Matías Goeritz). Vimos a un señor con una guitarra en un brazo y en el otro su señora enamorada.

En este lugar hay solemnidad y paz, pero también entendimos que el jardín es una oportunidad para socializar. Se puede ir a estar sólo entre el bosque, a leer en libertad o asistir a reuniones, picnics en sillas y actividades recreativas de todo tipo. Hay una biblioteca y un calendario permanente que incluye yoga, piano, gimnasia, ajedrez, taichí, inglés, alfabetización, baile dominical y más cosas. Durante el paseo se escucha el canto de los pájaros media hora sin parar, la media hora exacta que dejan pasar a los menores de 60 que traigan IFE y prometan no extenderse en tiempo. El Pabellón Coreano es un acierto en la ciudad.

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