Los archivos y colecciones de arte existen en el mundo con toda un aura de inaccesibilidad a su alrededor, casi siempre resguardados con celo en lugares de acceso exclusivo. Luego están los museos, en los que uno puede ver pero no tocar, y así se refuerza esa idea milenaria de que el arte se disfruta desde lejos, en tranquila contemplación pero no en verdadera convivencia. Tal vez por eso la nueva exposición de Laureana Toledo es tan agradable: unos cuantos metros cuadrados en los que todo en la sala puede ser manipulado. Los discos se pueden escuchar, las películas se pueden ver. Los libros pueden tomarse de los estantes.

laureana toledo

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…pero a veces rima es una instalación de Laureana Toledo en el Museo Jumex. Reúne material de la Rock and Roll Public Library en Londres –una librería pública de archivos de Rock and Roll que creó Mick Jones, bajista de The Clash– con libros, discos y películas de la colección de la artista. Además, piezas de la colección del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca y obras de Toledo, como varios de sus collages.

Alrededor de la sala hay estanterías repletas de libros de la historia del LSD, la insurrección zapatista en México (en francés), un catálogo ilustrado de los tipos de hongos o la vida del Che Guevara por Jon Lee. Cualquiera puede ser hojeado, manipulado e incluso fotocopiado o escaneado en una computadora cerca de los estantes, puesta para ese fin. En otra parte hay una televisión con cajas de películas apiladas a un lado y uno puede poner cualquiera en el reproductor y pasar un rato viendo cine en la sala de un museo. Sentando en el sillón o en el piso.

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La mejor parte es la tornamesa que está en una esquina. A su alrededor viniles con música del Flaco Jiménez, canciones zapotecas del Istmo, la últimas composiciones de Violeta Parra, música popular de Nicaragua, los cantos y danzas de las repúblicas soviéticas… También discos de punk o rarezas como Sandinista, el álbum que The Clash le dedicó al movimiento nicaragüense. En los muros, además de las piezas de Toledo, hay fanzines originales de los setentas y ochentas.

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Esos momentos de la contracultura son la columna vertebral de la instalación. Laureana Toledo trabaja con los movimientos sociales, literarios o musicales que existen al margen de la cultura dominante, y en la instalación reúne sus collages sobre los muros y una cuidada selección entre su colección y los hallazgos de Mick Jones. Del encuentro entre esos dos acervos, uno de Gran Bretaña y otro mexicano está una instalación llena de elementos separados por la geografía pero cercanos en temática e intención.


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Lo mejor es que es abierta. Dispuesta a todo aquel que quiera pasar un rato leyendo, escuchando música o viendo una película en una sala de museo convertida, al menos por una temporada, en la sala de cualquier biblioteca interesante. Y libre.

La exposición estará acompañada de una serie de eventos multifacéticos y disponibles hasta el 31 de marzo.

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