Entre muchos lugares donde se puede alojar el sonido, a veces escoge la memoria. Y allí es donde ya no es sólo sonido sino impulso y emoción. Al igual que el aroma, el sonido evoca: nos remonta al pasado.

En los últimos meses un sonido particular se instaló en el imaginario de todos los mexicanos. Una voz que, con un zumbido perturbador de fondo, ya tiene la agencia de convertir cualquier momento en una situación de pánico. Ese sonido nos hace recordar (o mejor dicho revivir) el sismo del 19 de septiembre.

El hombre detrás de ese heraldo de malas noticias que dice  “Aleeeeerta sísmica, aleeeerta sísmica, aleeeerta sísmica, aleeerta sísmica” se llama Manuel de la Llata García y es un actor de doblaje y locutor. 

Antes de ser la voz de la alarma sísmica, De la Llata fue la voz del jefe de Los Ángeles de Charlie, interpretó a Clark Kent en el doblaje al español de la primera película de Superman en 1978 y fue la voz de Han Solo en una de las versiones que se doblaron de la primera película de La guerra de las galaxias. Era el locutor más contratado de su época y todos querían que anunciara sus productos.“Quienes lo conocían por primera vez, cuentan sus colegas de doblaje, se sorprendían por el contraste: media 1,68 de estatura y era flaco, pero tenía una voz grave y una dicción precisa que le permitían doblar personajes con galanura”, escribió Daniel Melchor para el reportaje que hizo el New York Times.

En 1989, cuando Manuel de la Llata llevaba 21 años de carrera, comenzó el proyecto del Sistema de Alerta Sísmica para conformar 12 estaciones que se distribuirían en la costa de Guerrero, desde Papanoa hasta la zona de Ometepec. Cinco años más tarde, su voz de se consagró como la primer alerta de una ciudad en el mundo. “No hubo casting, fue decisión directa. Lo que querían era un sonido que no fuera de catálogo, que fuera original y difícilmente reproducible”, comenta Carlos García, gerente de la Asociación de Radio del Valle de México, para el New York TimesDurante esos años, la alerta sonaba a través del radio y receptores ubicados en escuelas y unidades habitacionales, pues el entonces Distrito Federal no contaba con altavoces en las calles.

El locutor siempre mantuvo bajo perfil. A pesar de ser muy popular entre la gente por su voz en películas o comerciales, no le gustaba dar entrevistas o que supieran de él. Le gustaba mantenerse detrás de los micrófonos que lo hicieron popular hasta que un día que se cansó de la ciudad y decidió dejar todo para vivir en el Rancho El Carmen en Querétaro. “Manuel de la Llata tenía las credenciales para ocupar un lugar importante en el doblaje, pero lo dejó para sembrar zanahorias. Nunca hizo alarde de su carrera”, escribe Daniel Melchor para el mismo reportaje.

Y aunque por mucho tiempo el autor de la voz detrás de la alarma sísmica pasó desapercibido (como a él le hubiera gustado), hoy sabemos de quién es la voz que nos quita el sueño y que nos salva la vida.  Manuel de la Llata García ya es parte de nuestro catálogo de sonidos urbanos

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