La esencia de las fotografías de Lourdes Grobet es esa magia de la cotidianidad que representa al México moderno: retratos de intrépidos luchadores en ambientes domésticos, y fiestas en comunidad que parecen haber ocurrido a principio de siglo. Antes de llegar a su medio máximo que fue la fotografía, la artista recorrió diferentes caminos que la llevaron a ser una figura clave de la escena artística de México. Recordamos el trabajo de la mexicana, quien falleció a los 81 años este mes, a través de sus imágenes y relaciones.

Lourdes Grobet y El Santo. Vía lourdesgrobet.com

Lourdes Grobet nació en la Ciudad de México en 1940 en el seno de una familia suiza-mexicana. Estudiando Artes Plásticas en la Universidad Iberoamericana, tuvo a Mathias Goeritz, Gilberto Aceves Navarro, y Katy Horna como sus maestros.

Lourdes Grobet en Casa del Lago, 1975.

Después de un viaje a Francia, comenzó a encaminarse hacia la fotografía debido a la desilusión que sufrió de la pintura; Grobet se cuestionó el individualismo de esta práctica y las formas del mercado del arte. En 1970 regresa a México, abriendo ‘Serendípiti’ en Galería Misrachi, la cual invitaba a los visitantes a perderse en su laberinto de pisos elevados, luces y espejos. En 1975 realiza en Casa del Lago un performance en donde habiendo convertido el espacio en una especie de cuarto oscuro, reveló fotografías sin el uso de un fijador; cuando se encendieron las luces, las fotos desaparecían en presencia de la audiencia.

Lourdes Grobet, ‘La Bruja, La Briosa’, 1980.

Lourdes Grobet decide que debe profundizar su relación con la foto y viaja a Inglaterra para estudiar en el Cardiff College of Art. En 1977 regresa a México y se une al colectivo Grupo Proceso Pentágono, el cual estuvo activo hasta 1985.

Lourdes Grobet, ‘Chavela Romero vs Vicky Williams’, 1981. De la serie Lucha Libre 1980-2003.

La práctica fotográfica de Grobet se caracterizó por una constante experimentación técnica y temática. Su serie más famosa dedicada a la lucha libre la inició en 1975, y la del teatro campesino, entre 1984 y 2018. “Los maestros que más influyeron en mí fueron Mathias, Gilberto y El Santo, el hombre de la máscara de plata”, decía Lourdes.

Lourdes Grobet, de la serie Lucha Libre 1980-2018.

Los luchadores masculinos y femeninos, a los que ella llamó ‘la doble lucha’, fueron captados en entornos íntimos, como un retrato familiar mundano, pero enfundados en sus fantásticos atuendos. Durante la década de los 80 continuó con esta serie, sin soltar su principal figura, El Santo, como el eje de varios reportajes fotográficos que documentaban esta tradición.

Lourdes Grobet, de la serie Lucha Libre 1980-2018.

Lourdes Grobet siempre se interesó en el contexto social y desplazamiento del individuo; ese andar histórico que la condujo hasta sus últimos días. Parte de su colección se encuentra en la Colección Helmut Gershaim en Austin, Texas, el Museo de Fotografía de San Francisco, la Fundación Cultural Televisa y el Instituto de Cultura de Veracruz.

Lourdes Grobet, de la serie Lucha Libre 1980-2018.
Lourdes Grobet, de la serie Lucha Libre 1980-2018.
Lourdes Grobet, de la serie Lucha Libre 1980-2018.