los juegos del capricornio
23 de julio 2017
Por: Patricia

Constelación en prismacolors: una hermosa guía para dibujar en Arróniz Arte Contemporáneo

Los juegos del Capricornio, curada por Caroline Montenat, es simple y completa, divertida y analítica, perfecta para un día lluvioso.

Bonito bonito bonito, parece que el mundo del arte voltea de nuevo a ver el punto, la línea y el dibujo como ejes principales de un discurso bien elaborado. Hay exposiciones en donde definitivamente no es necesario leer la hoja de sala: el curador hace un buen trabajo y la prosperidad propia de las piezas se nota al momento de entrar en la galería. La muestra se llama Los juegos del capricornio y corresponde a la selección de obra de 11 artistas internacionales emergentes y de mediana carrera, algunos de ellos estudiantes del programa educativo SOMA. La curaduría corre a cargo de la experta en dibujo Caroline Montenat (Francia 1974) co-fundadora de MATERIA DE DIBUJO, un proyecto consagrado al estudio y a la producción de dibujo contemporáneo, al desarrollo de estrategias de enseñanza innovadoras y vinculación artística.

 

Los juegos del capricornio alude, evidentemente, a las constelaciones, a la extraña casualidad de su existencia, a los puntos que se unen, a las formas que estando unidas crean. ––Es una manera honesta de describir una curaduría como si las obras fueran estrellas y cada una tuviera una historia, un contexto y un significado diferente, pero que al estar juntas en el mismo espacio expositivo crean un diálogo coherente. Lo más puntual en la propuesta es la importancia de los procesos en el dibujo, la manera de generar contenido con un lápiz, un prismacolor, la tinta, el carboncillo; pasar por la aritmética, la geografía y la anatomía para llegar a lo que se antoja libre: trazos llenos de impulso y de energía que no parecen estar condicionados.

Las piezas más representativas de la muestra, a mi parecer, son las que están al fondo en el cuarto de proyectos. Hay un dibujo-escultura de Almudena Lobera que organiza montañas tridimensionales con cortes. A su lado hay una caja de lápices de color blanco que recuerdan el olor del primer día de clases. Los lápices tienen una nomenclatura especial que los hace diferentes entre sí; en el extremo derecho del muro está el dibujo de las formas que indica (utilizando la nomenclatura) qué lápiz debe usarse para lograr tal o cual matiz, las diferencias entre los grafitos, los negros y los grises.

Es una oda a la construcción estética de un dibujo, a la metodología para hacer bien un dibujo, una invitación a concientizar sobre las líneas y las sombras, sonreír de paso.

 

En la misma habitación hay una especie de principito de Helena Fernández-Cavada, que consiste en una técnica perfecta que continúa en una serie de numeritos como hermoso cuaderno de niños para completar la figura, la historia, el final del cuento. Y en la pared más grande, una pieza espectacular de Omar Barquet, una especie de pintura tallada, todo el firmamento y las montañas, posiblemente –como en algunas otras de sus obras– exista una relación intrínseca con alguna pieza musical. En el muro izquierdo te despide otra pieza de Fernández-Cavada, un mar alborotado a manera de línea del tiempo o calendario, un océano fragmentado en meses, quizá de producción, no se sabe.

Los juegos del capricornio realmente se sienten como juegos en un espacio divertido, sin embargo la exposición no deja de ser una experiencia analítica y profunda. Es simple y completa, de fácil digestión, perfecta para el verano lluvioso. La muestra se puede ver hasta el 19 de agosto en la planta baja del edificio rosa numero 53 de la Plaza Rio de Janeiro en la colonia Roma.

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