Este año, en la sede de Design House en las Lomas, hay una instalación que vale mucho ir a ver: Cautiverio. La pieza es todo un ecosistema en uno de los cuartos de la casa que alberga 5 dendrobátidos: unas ranitas azul eléctrico altamente venenosas, originarias de Surinam, que están en peligro de extinción.

Cautiverio es obra de Andrés Lozano (arquitecto y diseñador) en colaboración con Sofía Rivera (Artistería) y es una metáfora del aislamiento en la que puedes extraerte un momento del mundo para vivir una experiencia sensorial.

design house

En sus palabras:

CAUTIVERIO es un espacio de contemplación que te invita a desconectarte de tu entorno para conectar contigo mismo. Creamos un ambiente de estimulación sensorial en el que el tiempo y el lugar se vuelven relativos. Tu vulnerabilidad y naturaleza se vuelven evidentes, brindándote la posibilidad de hacer una exploración introspectiva que te lleve a dejarte cautivar por lo que tienes dentro.

Antes de entrar, una alfombra roja te encamina a una caja de acrílico montada sobre una base negra. La caja, también conocida como “corazón de selva” la hizo Salvador Sánchez como un proyecto de conservación colectiva para la conservación de anfibios. El corazón resguarda todo un ecosistema con las 5 ranitas azul eléctrico que están en peligro de extinción por contaminación, cambio climático y un hongo que se adhiere a su piel y las asfixia.

ranitas

cautiverio

¿Por qué llevamos tantos años construyendo ecosistemas ajenos a nuestra naturaleza? Este es el punto de partida de cautiverio.

En CAUTIVERIO el día dura 10 minutos, amanece, es de día, atardece y es de noche. Así nos transporta a una nueva –nueva– normalidad, al aquí y al ahora. El reto es contemplarse a sí mismo en otro contexto, un ratito.

Síguelos en IG.
Compra tu boleto aquí.