nueva exposición en Casa Luis Barragán
25 de septiembre 2019
Por: Andrea Cinta

Emisarios de cosas abandonadas por los dioses, la nueva exposición en Casa Barragán

¿Cómo sería el interior de la casa de Barragán si él siguiera vivo y reemplazara todas las obras de arte? Emisarios de cosas abandonadas por los dioses responde esa pregunta.

¿Cómo sería el interior de la casa de Luis Barragán si él siguiera vivo y reemplazara todas las obras de arte? Elena Filipovic inició con esa pregunta cuando la invitaron a curar la nueva exposición de Estancia FEMSA en Casa Barragán: Emisarios de cosas abandonadas por los dioses. Suponer un mundo en el que el arquitecto sustituyera a Piccaso, Goeritz y Edward Weston por obras contemporáneas era un ejercicio ya bastante provocativo en principio, que además tenía una ejecución compleja. ¿Cómo sustituir obras elegidas tan minuciosamente?

Desde la muerte de su creador en 1988 la Casa Barragán permanecía intacta. Cada mueble y objeto era resguardado por la fundación creada para proteger ese patrimonio dispuesto tan deliberadamente; es bien sabido que Barragán elegía el orden de cada elemento pensando en la experiencia que ofrecería al habitante –imaginar la casa sin un cuadro sería como imaginar un rostro sin un ojo. Ahora, todas las obras de arte originales (pinturas, fotografías, imágenes, esculturas y artefactos) han sido reemplazadas temporalmente por sus equivalentes contemporáneos: más de 50 piezas de 16 artistas de todo el mundo.

Esos “emisarios” sustitutos no son circunstanciales. Cada uno representa una elección minuciosa de la curadora pensando en las correspondencias formales y conceptuales que tienen con las obras originales, y esa es tal vez la parte más compleja en el proceso de Emisarios de cosas abandonadas por los dioses. Recorrer la casa pensando en cada decisión del arquitecto y encontrar espejos contemporáneos para los íconos religiosos, los bustos de hombres hermosos o los crucifijos tal vez tiene el sentimiento de caminar un santuario imperturbable en el que cualquier cambio pareciera una invasión alienígena.

Elena Filipovic contaba que la casa es tan particular, casi sagrada, que sentía que cualquier gesto podría ser demasiado (o podría no ser suficiente). En efecto, el resultado es controvertido pero decididamente inspirador. Emisarios de cosas abandonadas por los dioses logra cambiar completamente el recorrido de una casa que había cambiado tanto en más de 30 años.

A pesar de la libertad de un ejercicio tan especulativo, Filipovic estableció algunas reglas. Las obras de arte recientes (o fabricadas ex profeso) debían ocupar el mismo sitio que las originales y debían tener (siempre que fuera posible) la misma escala. Además, todas las obras de arte y artefactos originales fueron reubicados temporalmente en el estudio de Barragán, sobre una estructura concebida para ese fin por AGO y Sala Hars.

Caminando la casa uno encuentra emisarios en cada habitación: más de 20 colecciones privadas, museos y galerías de todo el mundo prestaron obra para esta exposición. Una manta metálica isotérmica pintada con las manos de Pamela Rosenkranz sustituyó el Goeritz cubierto de oro nítido del vestíbulo; una pieza de Heinz Peter Knes ocupa el lugar de un desnudo de Edward Weston; y así, a lo largo y ancho del santuario interrumpido los Emisarios de cosas abandonas por los dioses están hasta en los sitios más extraños. Visiten la nueva exposición de Casa Barragán para un recorrido improbable.

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