bol Narvarte
13 de septiembre 2019
Por: Lucia OMR

Bol Narvarte: un boliche vintage con bar, cafetería y pizzas

Aunque tiene más de cuarenta años de vida, Bol Narvarte está hoy más concurrido que nunca y sigue siendo una muy buena opción para divertirse.

Para aquellos que, como a mí, les gustan las actividades recreativas “de la vieja escuela”, ir a jugar boliche y pasar un rato de diversión con amigos y familia es una buena opción. De los años de antaño afortunadamente aún sobreviven varios boliches en la Ciudad de México como el Bolerama Coyoacán y el Bol Polanco (del cual yo me acuerdo desde niño). Llama la atención que, lejos de ser una especie en extinción, los boliches siguen siendo tan concurridos. De hecho se siguen construyendo boliches completamente nuevos como el Royal Bol en Plaza Manacar.

El otro día, mis amigos y yo fuimos el sábado en la noche al Bol Narvarte, un boliche en Eugenia esquina con Mitla que tiene más de 40 años. Yo pensé que iba a estar vacío, pero tuvimos que anotarnos en una lista de espera para que nos asignaran una línea. Nos explico el gerente que están abiertos toda la semana, y los días de más gente son de viernes a domingo porque entre semana hay torneos, y es un poco más difícil que haya lugar. Si así está los fines de semana, no me quiero imaginar cómo está entre semana cuando hay torneo.

Bol Narvarte tiene 28 pistas en dos pisos

La planta baja es un boliche más tradicional. Una clienta frecuente me explicó: “Ésta es la parte old school del boliche, donde la gente realmente viene a concentrarse en el juego, como ha sido siempre desde que yo venía aquí desde los setenta”. Acá todo parece que sigue igual desde entonces, el único elemento nuevo son las pantallas con videoclips de Rosalía y Shakira. Pero uno siempre puede escuchar cuando las bolas le pegan a los bolos, que es uno de los placeres del juego. También hay una luz blanca intensa que te permite ver el salón completo y todo lo que sucede allí. Agrega la clienta: “éste es un boliche muy antiguo, muy de barrio y la gente que ves aquí son las familias, la abuelita, la tía, con los niños y los sobrinos. A mi me gusta el ambiente de este piso, la verdad, porque no es nada pretencioso. Es lo que es”.

En el segundo piso, en cambio, parece antro. “Allí ya es reventón, es pachanga”, agrega la clienta: “Para mi hijo que tiene 11 años la onda es ir arriba, porque está obscuro, con luz fluorescente y música a todo volumen, como si estuvieras en un antro; no es tanto para ir a platicar, sino más bien para echar relajo, jugar boliche y echarte unas chelas. O si eres niño tomarte un icee y comer nachos o pizza. Arriba es más fiesta que abajo, con los mismos videos de reggaetón y tecno pop.”

Boliche vintage <3

A mí me gusta más el estilo vintage de la planta baja. Obviamente el gerente y la empresa no piensan igual. Cuando le dije al gerente que a mí me late el piso original que ha sobrevivido a todas las remodelaciones, él me contestó: “Sí, pero también un toque de modernidad no nos caería mal. Somos como tres boliches en México que todavía tenemos monitores así; que no tienen pantallas” (supongo que se refiere a los monitores con los tableros de puntuación estilo Atari). Entiendo que la parte de arriba con las pantallas y la música, la obscuridad y las luces de neón, y el servicio de bar, entre otras cosas, responde a una estrategia que está haciendo la empresa para ganar más clientes. La ideología empresarial casi siempre es así. Imagínense cuando el gerente me dijo que: “Estamos haciendo una adecuación y una inversión en cuanto a pantallas, poniendo más pantallas, más luz”. Y pensé, esto va acabar pareciéndose a un circo.

Sí tengo que admitir que a nosotros nos falló la máquina en un momento. Justo cuando anoté una chuza, el puntaje se lo adjudicaron a mi esposo. Mi cara de éxtasis cambió cuando noté el error en el marcador. O sea que, para los jugadores muy profesionales, no sé si el equipo está al cien. La empresa debería mejor invertir en el correcto funcionamiento del sistema más que en andar remodelando los elementos vintage que hacen de Bol Narvarte un sitio especial y del recuerdo.

Precios y amenidades

Los precios del lugar son razonables. La línea, que es un juego de aproximadamente 20 tiros, tiene un costo entre semana de 59 pesos, y el fin de semana de 63 pesos. También tienes que rentar zapatos especiales que cuestan 36 pesos. A esto le puedes agregar un trago o un snack: hay servicio de bar, cafetería y restaurante. Puedes comer pizzas, alitas, hamburguesas o platillos mexicanos como tacos, nachos con carne, enchiladas acompañados de una cerveza, un trago o un cóctel mientras juegas al boliche.

Con todo y todo, Bol Narvarte sigue siendo un gran lugar de reunión y diversión para muchos. Como dijo la clienta: “Este boliche me da a mí una vibra muy de barrio, muy familiar, nada pretencioso, de precios accesibles; un lugar donde te sientes a gusto”.

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