Artaud
20 de febrero 2018
Por: Maria José

El fantasma de Antonin Artaud, el “loco sagrado”, toma el Tamayo

En el año de 1936, el poeta francés Antonin Artaud viajó a México, donde radicó por 9 meses. Aquí encontró "una nueva idea del hombre” que el Tamayo muestra con elementos de archivo y obra actual de varios artistas que han dialogado siempre con su enorme fantasma.

Durante 9 meses en 1936, el dramaturgo, director de teatro, dibujante, poeta y loco sagrado Antonin Artaud se instaló en la Sierra Tarahumara y lo que vivió allí prevaleció en su obra hasta su muerte en 1948. Hoy el Museo Tamayo expone ARTAUD 1936, La sierra de las cosas, que es la primera exposición en 2 partes y se puede visitar del 10 de febrero al 1 de abril. La segunda parte, La tinta invisible, se exhibirá del 5 de abril al 20 de mayo.

Artaud en La pasión de Juana de Arco (1928) de Carl Theodor Dreyer

La sierra de las cosas conmemora este legendario viaje a México en 1936 y muestra el antes, el durante y el después de Artaud y su influencia en el arte, la literatura y la vida del continente americano desde una visión que lo coloca como un ente continuo, como un Artaud que existió y nunca ha dejado de hacerlo. Además de presentar materiales históricos y de archivo, para dar esta sensación fantasmagórica de atemporalidad, la muestra reúne piezas de artistas como Bruno Botella, Raymonde Carasco, María Izquierdo, José Clemente Orozco, Abraham Cruzvillegas y Javier Téllez, inspiradas desde luego en el dramaturgo francés, pero también en el continuum de su presencia en el aire de México.

La vida y obra de Artaud ha sido desde su muerte un objeto inagotable de revisiones y diálogos. En la Tarahumara, el poeta encontró un simbolismo que disimula una ciencia: “Esta sierra habitada que despide un pensamiento metafísico por sus rocas, los tarahumaras la han sembrado de signos, de signos perfectamente conscientes, inteligentes y concertados”.

La Projection du véritable corps (1946) Antonin Aratud. Fotografía: Philippe Migeat – Centre Pompidou

La exposición en el Tamayo dibuja un hilo narrativo que desliza su fantasma hasta el día de hoy; para que no se nos olvide el fino legado que dejó como una estela a su paso por México, y que tiene la cualidad ingrávida de nunca desaparecer del todo. Su nombre está grabado en las rocas que tanto apreció en Les Tarahumaras, y en tantos otros objetos que nunca vio pero lo aluden de alguna manera.

ARTAUD 1936, La sierra de las cosas, es una muestra imperdible sobre el loco sagrado y poeta fuera de serie que tanto incomodó a sus contemporáneos y tanto nos ayuda a acaso entender a nuestro país.

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