Las cantinas guardan la memoria emocional de esta ciudad: los brindis por los que se fueron, los chistes de sobremesa, las canciones que cantamos cuando se nos pasan los mezcales, los platos que no se tocan hasta que no llegan las cervezas, los cacahuates manoseados. Por eso, si hay un lugar perfecto para festejar el Día del Padre en Ciudad de México, es una cantina, no me vas a dejar mentir.

Aquí reunimos seis cantinas de tradición —sin pretensiones, con historia, con carácter— en distintos puntos de la ciudad. Para ir con papá, con los tíos o con quien uno considere figura paterna en su vida. Lo importante es brindar por ellos y con ellos.

La Dominica (Centro Histórico)

Una joya que ha resistido las décadas justo al lado del Ex Convento de Santo Domingo. La Dominica es discreta y de entrada pequeña, pero al cruzar el umbral todo cambia: techos altos, columnas de cantera y una atmósfera que parece detenida en el tiempo. Hay comida corrida, cervezas heladas, camaradería pura y una barra hermosa para sentarse a ver la vida pasar.

Belisario Domínguez 72, Centro Histórico.

León de Oro (Escandón)

Abrió en 1956 y desde entonces es emblema de la Escandón. Aquí se va a lo que se va: a beber cerveza bien servida, pedir botanas generosas (los frijoles con veneno son un clásico) y ver pasar los años sin que cambie el encanto del lugar. Tiene fotos viejas, baños con puertas saloon y un ambiente entre familiar y apapachador.

Av. José Martí 103, Escandón.

-Conoce más de este lugar aquí.

Cantina El Bosque (San Miguel Chapultepec)

Una cantina de las de antes, con espíritu de barrio y sin redes sociales. El Bosque tiene parroquianos fieles, cocineras que preparan caldos y guisados como en casa y precios que parecen de otra época. A veces hay música en vivo, pero siempre hay respeto: aquí se come, se bebe y se conversa.

Gobernador José Ceballos 36, San Miguel Chapultepec.

La Jalisciense (Tlalpan Centro)

Cantina de piso ajedrezado y meseros que se saben todos los nombres. La Jalisciense está en el corazón de Tlalpan y conserva esa energía de plaza de pueblo: hay pulques, caldo de camarón y un ambiente festivo incluso en martes. Ideal para celebrar con tequila y sin prisas.

Calle Congreso 28, Tlalpan Centro.

La Faena (Centro Histórico)

Más museo que cantina y más cantina que muchas otras. La Faena fue una antigua caballeriza y aún conserva retratos taurinos, vitrinas con memorabilia y una barra espectacular. El lugar es amplio, oscuro y lleno de historias. Perfecto para llevar a un papá melancólico o taurino —o ambos.

Venustiano Carranza 49, Centro Histórico.

Salón París (Santa María la Ribera)

La Santa María tiene muchas joyas, y el Salón París es una de las más queridas. Cantina de barrio, de clientela fija y tragos honestos. Aquí los meseros no te ven feo si no sabes qué pedir; te recomiendan con gusto. A veces hay danzón, a veces hay boleros. Siempre hay buena compañía.

Dr. Atl 144, Santa María la Ribera.