El Toros Neza fue uno de los equipos más queridos de la ciudad. Durante su breve época dorada –entre 1995 y 1997– se convirtieron en los chicos malos del futbol nacional. Verlos jugar era todo un espectáculo porque no lo hacían para ganar campeonatos –o al menos eso parecía–, sino para entretener a su afición y eso es algo que se agradece mucho. Quizá esa es la razón por la que nos emociona que, después de 5 años fuera de las canchas, hayan anunciado su regreso.

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Aunque conservaron la cabeza de toro en su escudo, el equipo regresa bajo el nombre de Neza Futbol Club y jugará con los equipos de segunda división en la naciente Liga de Balompié Mexicano, como los Chapulineros de Oaxaca, los Industriales de Naucalpan, el Real Atlético Cuautitlán y el Eurosoccer Toluca. Su casa seguirá siendo el estadio universitario José López Portillo, mejor conocido como el Neza 86.

Toros Neza, el más querido en los noventa

Ir a un partido del Toros Neza era toda una experiencia que iniciaba desde que el equipo saltaba a la cancha. Una de sus fotos más recordadas la tomaron antes de un partido contra los Diablos Rojos del Toluca –su eterno rival– en vísperas del Día de Muertos. En el retrato los 11 jugadores aparecen con máscaras de monstruos, personajes de caricatura y algunas figuras públicas. 

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Además de su desfile de máscaras, que se repetía en cada partido, hubo una temporada en la que todo el equipo se tiñó el cabello de un rubio perfecto. Y cómo no recordar a Antonio Mohamed, “el Turco”, que una vez  salió al juego con la bandera de México pintada en el cabello. Los miembros del equipo jugaba como en una fiesta, hacían pases largos que a veces no se dirigían a ninguna parte, tenían un estilo propio que rompía con todos los cánones de formalidad. Su energía sólo se comparaba con la de los aficionados que gritaban y chiflaban desde la tribuna cada que un árbitro marcaba faltas hacia los jugadores.

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Por supuesto, el equipo que impulsó la carrera de figuras como el Piojo Herrera, el Turco y Memo Vázquez tiene su lado oscuro. Su efusividad en la cancha también provocó batallas campales, como la que ocurrió después de un partido “amistoso” contra la selección de Jamaica. Pero preferimos quedarnos con sus mejores épocas y esperamos que esas sean las cosas que regresen. 

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