El diseño siempre ha sido una disciplina de cuestionamiento, experimentación y reinterpretación. La innovación sostenible, la producción responsable, la exploración de materiales y la manera de relacionarnos con los objetos son temas recurrentes en el trabajo de la diseñadora textil mexicana Marisol Centeno.

Tras una incursión en las artes escénicas, se introdujo al mundo del diseño textil dentro de un sistema lineal de producción y consumo bajo un modelo circular. En el corazón de su práctica artística se encuentra BI YUU, un proyecto del Estudio Marisol Centeno que funciona como un laboratorio de experimentación textil con una conexión entre la industria y la artesanía, así como el conocimiento tradicional y la tecnología.

Inicialmente BI YUU no comenzó como el proyecto colectivo multidisciplinario que es actualmente, Marisol inició una investigación de campo de la mano de un trabajo dedicado al rescate, más arraigado a la antropología del arte popular textil. “En mis prácticas busco la manera de usar el diseño como un medio para generar métodos fundamentados en el diseño social y creo que desde ahí ha sido el inicio de la búsqueda de mi carrera como diseñadora textil y de BI YUU.”

La exposición Hilando rituales: diez años de Bi Yuu que aloja el Museo Franz Mayer hasta el próximo 27 de agosto, refleja un aspecto panorámico de su visión. Presentada como un work in progress, la muestra ofrece una exploración del universo del diseño textil como una herramienta que nos brinda la posibilidad de crear conceptos e historias, y generar soluciones que impacten a proyectos, a la comunidad y las personas a través de los objetos. “El motivo de nuestra celebración tiene que ver no sólo con mostrar nuestros tapetes y nuestro trabajo que nos enorgullece después de 10 años, sino poder generar una plataforma de reflexión, que la gente descubra todo lo que el diseño puede generar, de compartir conocimiento, cuestionamientos y de aprender juntos.”

Existe una idea romántica en la tradición textil en México y su relación con las culturas originarias, pero al igual que otras formas de decoración, fue marginada por el enfoque del movimiento moderno en la estandarización y la necesidad de desarrollar una estética de diseño; la industria se reducía a un enfoque de respuesta a una maquila global en donde el diseño estaba completamente desconectado de la parte de generar valor y productos de calidad. “Creo que hay una revalorización y sensibilidad por el diseño mexicano y una reflexión sobre nuestro valor cultural dentro del arte popular, los pueblos originarios, pero creo que todavía continúa siendo un mercado de nicho.” El diseño textil impulsa la investigación y la innovación en la industria, permitiendo el desarrollo de nuevos materiales y técnicas de producción más sostenibles y eficientes. Para Marisol, la versatilidad del material se convirtió en una oportunidad para trasladar el oficio tradicional de tejer al contexto moderno. 

El diseño social no debe enfocarse en el resultado estético de un objeto, sino en la metodología y en la experiencia colectiva que hay detrás de los procesos. En ese sentido, Marisol lleva mucho tiempo comprometida con el avance de la economía circular textil, que debe reducir los residuos y hacer que los productos y las materias primas sean recuperables. Para que esto sea posible, se necesita un replanteamiento del diseño en la elección y combinación de materiales. Según los expertos, más del 70% de la huella ecológica de un producto se determina en la fase de diseño. Por lo tanto, tiene un significado especial si queremos una economía más respetuosa con el medio ambiente, incluso regenerativa.

En BI YUU existe una diversidad cultural, un proceso multidisciplinario en donde sus principales colaboradores provienen de una comunidad originaria. Hay una fusión de procesos que tienen que ver con la posibilidad de experimentar e innovar, y en esa experiencia conjunta se generan cosas nuevas con una visión integral. “El tema de la innovación tiene que ver en cómo generar hilos, qué fibras existen, cómo podemos proveer mejores prácticas y circularidad en los pigmentos naturales. La idea de BI YUU es que al ser un laboratorio de experimentación textil y social, ponga sobre la mesa de qué manera podemos generar algo nuevo poniendo en práctica esas costumbres que cada integrante del equipo tiene.”

La innovación de la industria tiene un impacto al considerar el uso de mejores materiales y el cuidado de los procesos que son imposibles de sostener. Para Marisol ese perfeccionamiento sí puede estar al servicio de pequeños proyectos y del entorno de la artesanía. “En nuestro país la mayoría de la artesanía o lo hecho a mano está ligado a las culturas originarias y al arte popular. Pero si reflexionamos en el mundo del diseño, la artesanía puede ser, por ejemplo, un gran plisado de alta costura francesa. Los procesos hechos a mano responden a muchos tipos de tradiciones y de objetos que pueden caber en el mundo del diseño o del arte. Hacerlos competir es absurdo porque sería como no ser agradecido con el entorno en el que estamos, no reconocer la relevancia de cada universo.”

Su proceso de creación cada vez es diferente, a veces hay una búsqueda a través de un concepto narrativo o todo parte de experimentaciones sobre el tejido. Hay una etapa de proceso de desarrollo entre el equipo de artesanos, tintoreros y diseñadores y así surge el camino a seguir bajo una mirada que funciona más como un laboratorio de experimentación, no solo como una marca que colabora con comunidades para generar mano de obra. “Tenemos una responsabilidad enorme con la comunidad en la que colaboramos; estamos buscando nuevas soluciones conjuntamente. Independientemente del mercado o el enfoque de los objetos que trabajamos, un reto en el diseño es que no dependa solo de nosotros, también signifique un esfuerzo institucional y gubernamental. Es necesario que la industria entre en la conversación y que el diseño en México no se quede en un nicho con un ideal de lujo inexistente.” 

Actualmente están trabajando en su primera colección de la mano de la industria desde la Ciudad de México, con piezas confeccionadas por mujeres exreclusas y mujeres que están luchando por mejores prácticas en la maquila: una aproximación del diseño social urbano con la idea de llegar a más hogares, a la implementación del diseño en objetos cotidianos y a valorar todas las prácticas sociales que hacen falta en la mirada del diseño en México. “En nuestro país no todos tenemos las mismas oportunidades y no siempre es viable cuestionar los objetos que compramos. Sería ideal que todos tuviéramos la posibilidad de reflexionar y de ser responsables con el medio ambiente, pero la realidad es que cuando uno decide tener un camino hacia prácticas sociales, te toca ser vocero y un poco ser una plataforma de reflexión.”

Durante estos 10 años, BI YUU se convirtió en un proyecto que ha promovido la horizontalidad y una integración de género importante a través de la construcción de una metodología conjunta. Actualmente se encuentra en una etapa de exploración en busca de soluciones mucho más complejas de la sostenibilidad y de la circularidad, pero sobre todo de la ampliación de la discusión de los procesos en la industria textil en México.

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Studio Visit es una serie mensual dedicada a conocer desde adentro la historia y el trabajo de creativxs locales.