Basta recorrer un tramo cualquiera en una avenida transitada de nuestra ciudad para darse cuenta de que uno de los retos más importantes a los que nos enfrentamos cada día es la movilidad. Al desafío de llegar de un sitio a otro con comodidad, seguridad y sin despegarse de las ventajas tecnológicas se suma cada día más la conciencia individual: esa voz que nos dice que cada una de nuestras acciones cuenta para recuperar el equilibrio medioambiental en nuestro planeta. Tener opciones para moverse de manera sostenible cotidianamente, por lo tanto, está en el centro de las preocupaciones de cualquier persona que a diario atraviesa la ciudad al volante.

Al entender las limitaciones de nuestro planeta, y con las necesidades de una nueva generación de conductores en mente, Mercedes-Benz decidió asumir el desafío de la electrificación y la digitalización de sus vehículos. El lanzamiento de la submarca Mercedes-EQ es mucho más que la presentación de modelos que conjugan el lujo absoluto y la tecnología que se esperan de esta empresa alemana; implica, sobre todo, una estrategia de largo plazo. Es una forma de pensar la movilidad desde el presente y, partiendo de su experiencia de (casi) un siglo, escribir el futuro de la industria.

Desde la perspectiva de Mercedes-EQ, la transición hacia la movilidad sostenible debe considerar toda la cadena de valor y no restringirse solamente al diseño de mejores baterías o al desarrollo de software. Por eso, se han puesto como límite el año 2039 para que toda la cadena de suministro global tenga emisiones neutras de CO2, es decir, sólo se aceptarán materiales de producción que cumplan esas características. En paralelo, Mercedes-Benz está integrando poco a poco materiales reciclados y renovables a sus vehículos. Uno de los modelos, Mercedes-EQ es un buen ejemplo: su primera SUV, la EQC, cuenta con más de 100 componentes en los que se usaron materiales ecológicamente renovables en lugar de plásticos.

Mercedes-EQ pone especial énfasis en las baterías, uno de los grandes temas cuando se habla de autos eléctricos. Las celdas de batería suministradas se producirán con energías renovables (eólica, solar e hidroeléctrica). Además, entre los objetivos en este campo están, por un lado, apoyar el desarrollo de nuevas tecnologías y optimizar su alcance y, por otro, lograr la extracción responsable de las materias primas utilizadas en su producción: el cobalto, el litio, entre otros materiales, deberán venir de proveedores que, como Mercedes-Benz, hayan adoptado el estándar IRMA (Initiative for Responsible Mining Assurance).

Para el conductor, este plan —que ha sido avalado científicamente por SBTI (Science Based Targets Initiative)— se traduce en vehículos que ofrecen verdaderas soluciones de movilidad sostenible y que, a la vez, mantienen el ADN de lujo total, confort y tecnología de Mercedes-Benz. Para Mercedes-EQ, uno de los ejes principales es mantener un vínculo emocional con sus clientes. Por eso, sostiene una filosofía de “lujo progresivo”, pensada para mantener el factor sorpresa, en términos de innovación y conceptos digitales inteligentes, además de incrementar la seguridad y el control con innovaciones como, por ejemplo, el HEPA, un filtro de alta eficiencia que mejora la calidad del aire dentro del vehículo. Y para los conductores a quienes les preocupa el aspecto logístico de la recarga, Mercedes me Charge garantiza la utilización de energías renovables en la red de estaciones de carga a las que pueden acceder con total comodidad.

Estos modelos totalmente eléctricos están listos para recorrer el mundo. A lo largo de 2022 se producirán ocho modelos con emisiones neutras de CO2 en tres continentes. En México ya hay dos modelos SUV —la EQC 400 4MATIC Sport y la EQA 300 4MATIC— y pronto estará disponible el EQS Sedán.